Siempre buscamos calidad en la alimentación y en la información, para no abundar en una larga lista, porque cuidamos nuestra salud física y mental. La lectura de los diarios antes de comenzar las labores cotidianas se ha convertido en una necesidad. Atrapado por un artículo del señor José Ragas en un diario limeño que se asume como progresista (“La IA y las humanidades”, La República 3.4.23) he tropezado con desajustes de todo tipo. Les concierne a los físicos, matemáticos, biólogos, psicólogos y otros como bioquímicos, etc. pero visto desde una modesta cultura general es inadmisible.
Los padecimientos conceptuales hay que extirparlos de entrada siempre que se puedan. Entre el “arado” y el “almacenamiento de datos” existen similitudes, sin duda, la primera estaba basada en la técnica artesanal y la segunda es tecnología fundada íntegramente en la ciencia contemporánea que para el autor no existe. Tal dislexia conceptual le conduce a ignorar la deformación que padecemos consistente en la separación artificial y administrativa entre las “letras” y las “ciencias”.
Sostener que la tecnología es parte “inherente” a las personas y las sociedades donde se “diseñan” y “desarrollan” es embarcarse en la escritura de frases al desgaire. Omitir la cesura entre la naturaleza y la artificialeza, por usar un neologismo forzado, conduce a otra confusión sin salida porque viola la racionalidad científica. No repara en la existencia de las ciencias sociales, las ciencias naturales y las ciencias mixtas; menos todavía en las tecnologías sociales, tecnologías físicas y tecnologías mixtas. Omisión que genera otras.
Un ejemplo trivial de tecnología física es el conocimiento que incluye en pensar, diseñar, ensayar, verificar su eficiencia. Luego patentar, fabricar y comercializar artefactos tales como computadoras, teléfonos inteligentes, etc. Otro ejemplo puede ilustrar el caso de la tecnología social que incluye conocimientos que permiten el diseño y puesta en marcha de empresas industriales y de servicios que son artefactos sociotécnicos. Esta compleja tecnología social diferente de la anterior por lo que hace falta una epistemología científica para su análisis.
Es ineludible referirse a otro enredo muy frecuente en los medios de divulgación. Al tratarse de un artículo que compromete no solo a las humanidades sino a las ciencias y tecnologías por presentarlas como un todo indiferenciado. Lo que le ha llevado al articulista dejar en un paréntesis inútil la confusión entre conocimiento y artefacto. Se imagina el lector volver a escuchar en los barrios de Lima a un comprador montado en su triciclo: “¡Compro máquinas viejas, lavadoras, refrigeradoras …compro!” No se requiere ser muy memorioso para recordar a estos incansables buscadores. Es suficiente una cultura tecnológica general para entender que se trata de la búsqueda de “cacharros” y no de conocimientos.
Si lo anterior es útil, la aclaración conceptual es pertinente o debería serlo. Pues cuando se habla de tecnología se habla de conocimiento y no de cualquier conocimiento sino de un conocimiento que cuesta porque si alguien quiere fabricarla tiene que pagar el costo de la patente. Tiene propietarios que han comprado la patente. En este punto se evidencia otra diferencia específica con el conocimiento científico básico como es la teoría de la relatividad o las leyes de la termodinámica. A nadie se le ocurriría afirmar que Einstein haya patentado la teoría de la relatividad general o a Kelvin y Clausius haber procedido del mismo modo con las leyes de la termodinámica.
El Chat GPT es un modelo de lenguaje basado en la inteligencia artificial (IA) y se vende como una herramienta que ofrece la oportunidad de conversar, simulando que entiende a su interlocutor e incluso le sorprende. Como todas las herramientas se utilizan y se benefician de ellas hasta donde sean útiles y en cierto modo beneficiosos. Pero a condición de comprender sus límites. Las exageraciones del marketing merecen otras acotaciones y otro espacio.
La digitalización se ha impuesto, las humanidades digitales están en curso y las grandes compañías están a la caza del patrimonio generado por la humanidad que nos pertenecen a todos. Surge la necesidad de incorporar en los posgrados asignaturas epistemológicas referidas a la ciencia y la tecnología para explicar sus beneficios y limitaciones. Cómo y de qué modo específico contribuyen la matemática, la física, la biología, la química, la neurociencia, la psicología científica y la sociología en un trabajo multidisciplinar. El diseño y el desarrollo de las máquinas “inteligentes” todas basadas en cómo funciona las conexiones neuronales es el campo donde se mueve la inteligencia artificial.