Desde que los súbditos del Alto Aposento se atrevieron a retirar la imagen del Señor de los Milagros del estadio Alejandro Villanueva, sus líderes han sido denunciados por posibles delitos de abuso y aprovechamiento con sus propias seguidoras. Pero también la lluvia morada cayó sobre los fujimoristas. Recuerden que dicha iglesia pentecostal, dirigida por “Santanás”, se alió con Keiko Fujimori a vista de los rebaños para apoyar la campaña presidencial. Debido a esta sociedad oscura, el Señor de los Milagros ha salido con todo en su mes especial, en andadas de fervor peruano, el incienso por las calles oscuras de la corrupta Lima.
Ha chorreado su gracia por quintas, cerros, urbanizaciones, muros, cloacas, ríos, terrazas, abandonando a fujimoristas. “Es una limpia de ciudad”, dijo un feligrés con hábito color uva. Empezó con el indulto anulado para Alberto Fujimori; una orden de PPK, mal hecha y sin respetar las juntas de médicos, no puede ser digna del altísimo. El Señor: “Acá nomás, regresa a la cárcel”. Pero el Chino, en su yuquedad mortal, se escondió como muertito en la clínica peruano-japonesa Centenario.
Y el Señor se molestó: detención preliminar a Keiko Fujimori, alzó solo la ceja. Ahora, Yeni Vilcatoma y la bancada fujimorista van contra los deudos de la Cantuta y Barrios Altos, anteponiendo el poder legislativo, por sobre el Poder Judicial y sus decisiones, intentando liberar a Fujimori. Han osado ir contra el Cristo Moreno. El Señor observa la Ley Fujimori desde las Nazarenas. Se acomoda la corona de espinas. Afila el dedo índice atravesando nubes, susurra: “Pronto nuevos milagros”.
Recuerden que dicha iglesia pentecostal, dirigida por “Santanás”, se alió con Keiko Fujimori a vista de los rebaños para apoyar la campaña presidencial