Hoja en blanco, dime, cómo podemos hacer un mejor país. Los políticos se han mudado a una burbuja lejos de la población.
En las islas van las necesidades. Trabajamos para sobrevivir, sin más derecho que el de poder respirar y comer lo justo a veces.
En las calles de la pobreza no puedo sonreír mientras otro muere. La frialdad de la coima se apoderó de los tribunales. La muerte machista en las mujeres. Iglesias compran casas y congregan las mejores maneras para ser infelices. Los hospitales son decadentes. El tráfico y los autos amenazan la salud de los niños.
La furia en las calles y en las marchas una esperanza, poca, para encender más una farola submarina. Los dictadores se escapan. Los peces gordos se ufanan de honrados. Los ladrones en el extranjero con las copas. Los traidores negando Brasil.
Dime, hoja en blanco, dios eterno, cómo la familia de los delincuentes nos gobierna en las curules, quiero ofrecerle una explicación al herido de bala en los puertos y a los hambrientos enterrados, hazme el favor de contestar, hoja en blanco.
En la clandestinidad van los roedores con guardaespaldas. Las mafias y la desaparición de los partidos políticos como tales. El hocico del marrano en cada esquina de la fiscalía, entre otras instituciones anilladas. Las negadas políticas culturales que agonizan. La televisión nacional sin escape a sus ajustes de tornillos y carnes.
Las hojas en blanco no sirven para envolver ratas. Vivimos entre basura, smog asesino, y el pesimismo una mole que nos cogotea. Entre los que nunca tienen seguro médico y los ambulantes hermanos de pobreza.
Hoja en blanco, tú me entiendes, eres bandera para ser pintada. Y no hay tinta. Igual, gracias por responder. Con más de lo mismo.