El Poder Judicial anuló el indulto a Alberto Fujimori y ordena su captura para trasladarlo a la cárcel, pedido civil de los familiares de las víctimas de la dictadura (La Cantuta/ Barrios Altos), para cumplir la condena de 25 años. El problema no es que está mal de salud, tampoco si es anciano, y menos si es una venganza política. El fallo fue programado para octubre, justificado porque fue un infame indulto, irregular, el que hizo el exmandatario PPK, junto a Kenji Fujimori y los ‘avengers’, cuando intercambiaron intereses bajo la mesa y por eso ahora están donde están. La Señora K demacrada porque se enteró que es considerada la persona más corrupta del Perú (según Datum) ensaya unas lágrimas sin suerte. El resto de los hermanos llegan a la residencia de la Molina. La policía judicial, que más parece serenazgo, lenta, se deja atarantar. Kenji Fujimori, en una ambulancia, nos revela la patraña. Stop: Han dicho que el padre va a la cárcel, no a la clínica.
¿Qué parte de la orden judicial no comprenden los Fujimori? O creen que estamos en la chacra del Congreso. Ganan tiempo. Llaman a sus hinostrozas y chavarris. La Señora K intenta reducir a drama de hija que alguna vez hizo todo lo posible para que su padre no salga del calabozo. Alberto Fujimori llega a la clínica, desciende solo desde la ambulancia, se sube a la camilla.
Panza arriba, recuerda alguna vez cuando se fugó del Perú y renunció por fax, cobardemente. El libreto ya todos lo conocemos: valerse de la salud para esquivar la pena por los graves delitos de lesa humanidad.
