La repentina maniobra de OpenAI consistente en adelantar la presentación de su modelo de Inteligencia Artificial ChatGPT 4º el lunes 13 de mayo respondió a la necesidad de quemarle la película al anuncio de Gemini sobre Google Search AI que fue el martes 15. ¿Qué motivaciones se ocultan, tras estas oscuras estrategias empresariales para bloquearse el camino mutuamente? Señores, la guerra fría clónica ha empezado en el mundo de las inteligencias artificiales.
El 'canto de guerra' en el conflicto bélico entre OpenAI y Google se ha transformado en un frígido campo de batalla. Estas dos superpotencias tecnológicas luchan por el predominio de la Inteligencia Artificial a nivel mundial. La verdadera batalla consiste en definir, en términos de competencia, cuál de estas transnacionales perennizará su hegemonía. La apuesta es por una supremacía global, delineando los futuros escenarios de dominio.
El drama de esta guerra, que avanza con la rapidez bélica de los adelantos tecnológicos en materia de algoritmos, está intensamente condimentado por una mezcla de acciones estratégicas y desarrollos a un ritmo sin precedentes. La inteligencia artificial, especialmente en su vertiente de aprendizaje profundo y modelos generativos de lenguaje, se ha convertido en el nuevo terreno de batalla. Las empresas líderes, OpenAI con su modelo GPT-4o y su aliado Microsoft, junto con Google y su modelo Gemini, están a la vanguardia de esta competencia feroz, como si se tratara de una carrera armamentística digital.
Esta confrontación evoca las disputas geopolíticas del pasado, ahora protagonizadas por las grandes transnacionales tecnológicas. Sin embargo, en esta ocasión, estos nuevos actores y sus voraces fauces pantagruelísticas devoran los esfuerzos de pequeñas y micro startups de Silicon Valley que intentan competir en esta cruenta batalla. Lo que no logran imitar, simplemente lo adquieren. Capitalismo absolutista, le dicen.
En esta lucha desgastante, que busca frenar, replicar o incluso destruir estas nuevas herramientas, la inteligencia artificial es vista por muchos como la clave para establecer un nuevo equilibrio en su uso. Los ecos de esta batalla y de los bombardeos silenciosos se oyen como estruendos mudos en una ciberguerra destructiva cuyos ambientes son los entornos virtuales.
Esta guerra fría está plagada de tensiones dramáticas y decisiones estratégicas cruciales. Los tambores de guerra marcan un ritmo sincopado para las negociaciones clandestinas y el espionaje industrial. La reconfiguración de alianzas globales y la redefinición de objetivos buscan ampliar la influencia, riqueza y poder de estos emporios rivales. La última escalada revela las dantescas intenciones detrás del progreso y la ambición transnacional que los impulsa. Sin embargo, los vítores de quienes celebran los éxitos de estas transnacionales y sus IA no comprenden que esta competencia mortal busca el dominio absoluto de una plataforma digital futura.
El GPT-4o (donde la “o” significa “omnicanalidad”) promete revolucionar la forma en la que interactuamos con las tecnologías al posibilitar procesar y generar respuestas, en tiempo real, con una velocidad de respuesta similar a la de un ser humano con un promedio de 320 milisegundos, utilizando combinaciones de texto, audio e imagen. Otros diferenciales apuntan a la capacidad de captar matices en la voz de un usuario y de responder con una amplia gama de estilos emotivos diferentes. Incluso puede hasta cantar y traducir en tiempo real.
La contraofensiva de Google Search integra la IA Gemini para personalizar y autogenerar contenido, así como mejorar la gestión de correos en Google Workspace. Sobresale en la creación de imágenes con ImageFX 3 y videos de alta calidad, superando tecnologías como Sora de OpenAI y DALL-E. Gemini 1.5 Pro, en Google Labs, permite a los usuarios procesar grandes cantidades de datos en múltiples formatos y más de 35 idiomas, aunque algunas funciones son de pago.
La disputa por el dominio de la inteligencia artificial entre OpenAI y Google refleja la creciente relevancia de esta tecnología. Ambas firmas están expandiendo los límites tecnológicos y enfrentan desafíos éticos y legales significativos. Este conflicto no solo anticipa el futuro de la IA, sino que también marca una nueva fase en la revolución digital, integrándose profundamente en nuestra vida diaria. Podría verse como un "ajedrez tecnológico" o un "duelo de titanes", subrayando la intensidad y el impacto de esta competencia.
Nadie sabe para quién trabaja. No podemos olvidar a uno de los grandes protagonistas y líder clave en la carrera global de las IA: China. El país oriental impulsa inversiones masivas y desarrollos tecnológicos. Su enfoque nacional incluye regulaciones y una estrategia que entrelaza avances tecnológicos con objetivos geopolíticos. El imperialismo estadounidense está consciente de los riesgos. La amenaza contra TikTok y su potencial prohibición no tiene fundamento en un Estado de derecho y contradice la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. Seguramente, esto demandará una nueva Yalta de IA.
¿Guerra avisada, no mata soldados?