Hemos dado grandes avances como sociedad estas últimas décadas gracias a la lucha del movimiento feminista y el movimiento LGTBI, articulados desde que surgieron un poco antes de los años 80. Este avance es visible sobre todo en las mujeres jóvenes que están tomando el liderazgo de estos movimientos y exigiendo vidas sin violencia desde etapas muy tempranas.
Estos progresos no pueden dejar de ser resaltados puesto que han empujado a las sociedades a profundizar la mirada que se tenía sobre la violencia, a dejar de normalizarla, a ver cuán deshumanizante es para mujeres y LGTBI vivirla, y a empezar a pensar formas distintas de relacionamientos que nos lleven por otros caminos, largos aún pues siempre hay sectores que intentan frenar la libertad y la autonomía de estas poblaciones, sectores que tienen mucho poder, que concentran medios de comunicación, que manipulan a la gente con desinformación y mentiras, y que no están dispuestos a ceder frente a las demandas largamente exigidas por las mujeres y los LGTBI.
Los medios de comunicación no son ajenos a estas luchas, las difunden dependiendo de su línea editorial y de cómo sople el viento, las apoyan abiertamente o se oponen usando la máscara de la neutralidad, pero los medios también han cambiado, antes era más común encontrar titulares y noticias que hagan referencias estigmatizantes, prejuiciosas, amarillistas y morbosas sobre la vida y la muerte de las mujeres y los LGTBI, lo que se ha ido reduciendo con las campañas, las protestas y las denuncias realizadas por estas colectividades para que la prensa también se comprometa con los cambios que se avecinan.
He tenido la suerte de colaborar dos años con un periódico abiertamente progresista que me dio la oportunidad de escribir una columna semanal sin restricciones de ningún tipo. Diario 16 se convirtió, por mucho tiempo, en vocero de las luchas por el aborto legal y la unión civil, demandas que entre el 2013 y 2015 estuvieron pendientes en el Congreso de la República intentando aprobarse y movilizando a miles de ciudadanas a las calles. Lamentablemente, ambas iniciativas fueron obstaculizadas por partidos políticos conservadores, intereses religiosos y personajes antiderechos que las llevaron al archivo.
Hoy, estoy orgullosa de que el diario PERFIL haya asumido estas luchas como suyas, que esté dispuesto a que sus páginas se llenen de feminismo y de los colores del arcoíris. Necesitamos que se sigan escuchando las voces tantas veces silenciadas de aquellas y aquellos que fueron puestos en espacios de vulnerabilidad desde muy pequeñxs, y de los que es tan difícil salir sin ser lastimados, sobre todo cuando esas violencias vienen de las personas que amamos, y no tenemos ningún recurso en las escuelas para poder afrontarlas.
Desde esta semana, PERFIL tendrá dos páginas los sábados para temas LGTBI y los domingos, también dos páginas, para temas feministas. ¡A celebrar y a seguir luchando!