Mamita, llegó el coronavirus. Sí pues, llegó y hay que hacer todo lo posible para que no se propague, para que no nos deje como un país sin reacción ante una epidemia que sacude la economía mundial.
El gobierno debe hacer lo suyo y los ciudadanos, también. Pero cuidado, el pánico tan auspiciado por las empresas de fármacos debe detenerse.
El coronavirus llega al Perú cuando el dengue sin prensa mata a los más pobres. Pero como son pobres los muertos, no salen en la televisión.
El coronavirus se expande y mata, pero con una tasa de mortandad del 2%. En el Perú hay otros problemas mayores: el desempleo creciente, la pobreza, la economía que no despega, la educación por los suelos.
Nadie dice que no hay que cuidarse del coronavirus, al contrario, hay que tomar todas las precauciones, y cumplir con las recomendaciones al pie de la letra.
Otra cosa es alarmar para que se coronen los mismos especuladores de siempre y para que el miedo cubra de humo y no se note que el presidente Vizcarra, por ejemplo, ha lanzado duros golpes contra los trabajadores. Sin fujimorismo obstruccionista, el presidente no tiene una gran obra que mostrar.
El presidente confirmó la llegada de coronavirus y pidió tranquilidad a la población y anunció que se está tomando todas las medidas de prevención contra el mal. Lo malo es que aquí siempre estamos sin prepararnos.
El portador del virus es un hombre de 25 años que ha recorrido varios países de Europa, como España, Francia y República Checa. Llegó al Perú y ha puesto a mucha gente al borde de un ataque de nervios.