Pedro Spadaro Philipps serpentea favorito a la alcaldía de Ventanilla con bombones envueltos en rosas, más espinas que pétalos, claro está.
Intenta entrar por el ducto de la casa a vuelo de mosca con el hocico mostaza, fue tachado por el JEE (Jurado Electoral Especial) a principios de este mes por no agregar en su declaración jurada dos inmuebles (garajes), y, tan solo una semana después, oh milagro, fue nuevamente incluido por el JNE, el mismo que favoreció al Apra de seguir inscrito como partido el 2016 de Francisco Távara, devuelve la vida a Spadaro (Víctor Ticona ¿Qué pasó?). Ventanilla, el distrito de mayor populación en la provincia del Callao donde los asentamientos humanos se extienden como mantas interminables está inmersa en un clima de sicariato (Ventanilla Alta), delincuencia, corrupción, insalubridad, y Pedro Spadaro, más que solucionarlo, se proyecta como parte del problema.
Su natalicio político fue con Rogelio Canches, postulando con su partido, así, se acercó al Chim Pum Callao de Félix Moreno (acusado de coimas de Odebrecht, investigado por la Fiscalía), Álex Kouri (preso por corrupción) y Juan Sotomayor (recientemente tachado), la tremenda trinidad del primer puerto. En el 2011 fue denunciado por proteger a funcionarios del Gobierno Regional del Callao sospechosos de corrupción ¡y salió elegido congresista con el fujimorismo que lo acogió!
Por si fuera poco, investigado por presuntamente tener vínculos con la Red Orellana con tráfico de terrenos en Lurín. Este 7 de octubre, Ventanilla tiene la oportunidad de limpiar los gérmenes de la mafia del botín y la chalaca fuera de juego.
Es ahora o nunca. No a Spadaro es un voto decente y responsable para salvarlo ante este maremoto que se arrastra desde la tremenda trinidad.
En dos líneas: Spadaro es peligroso porque representa la unión de dos organizaciones coludidas con la mafia, la de Fuerza Popular y Chim Pum Callao, los Cuellos Blancos y la corrupción de Odebrecht. Espinas y espinas.