La escena de la actualidad peruana cuyo proceso social multiforme atravesado por conflictos manifiestos y en ciernes está acercándose a las elecciones generales caracterizadas por la emergencia de partidos minúsculos y candidatos de todo cariz. Martín Vizcarra, primer vicepresidente y sucesor de PPK por causal de vacancia y vacado a su vez, es alguien que pertenece a un tipo de candidato entrampado en intríngulis legales.
Los programas de televisión han entretenido con una y mil secuencias de las aventuras sociales, políticas y folklóricas del expresidente como para reconstruir un perfil de su modo de vivir y hacer vida social y política. Es un currículum suficientemente divertido como para recordarnos programas televisivos cómicos que algunas veces entretienen. Como que fue sustituido por un personaje que la narrativa limeña juguetona le denominó “Merino el Breve”.
La historia política peruana tachonada de recovecos y meandros escapa a todo tratamiento de la politología y sociología estándar. Un mundo donde el talento y la inteligencia pensaba para escribir libros y producía semanarios y artículos memorables. Allí están Angell de Lama Sofocleto (Los cojudos), Nicolás Yerovi (Monos y monadas), Rafo León (La china Tudela) y otros. Pero también la corrupción más escandalosa y millonaria a lo largo de la República que nos fatiga hasta hoy mismo donde la política se ha convertido en arte grotesco del enriquecimiento.
Allí lo tenemos al ingeniero Martín Vizcarra con un problema de proporciones que encierra el caso de la región Moquegua que la justicia peruana tarda en darle curso definitivo antes de convertirse en remedo del caso Odebrecht o el caso de malos aprendizajes que es el de la señora K. El posible candidato no se queda atrás con un perfil publicitado y tapizado como cuando se vacunó subrepticiamente durante su gestión desastrosa de la pandemia.
El flamante partido del candidato se llama Perú Primero y ha sido inscrito y, luego de haber encontrado las primeras dificultades, es previsible que estará en la lid oportunamente. Su partido ha tomado todas las precauciones desde la conservación de su presidencia hasta cuando el “dueño” o promotor principal salga de las dificultades por las que atraviesa en estos momentos. Ha dicho orondo “estoy habilitado para la función pública”.
Hay algunas precariedades de partida que encierra las elecciones mangoneadas por el Congreso y los intereses en juego que se analizarán luego. Pero veamos cómo el candidato Vizcarra le hará frente a lo que se le viene.
1. Su experiencia como vicepresidente y presidente muestra a un ciudadano que ya es curtido en los vericuetos de la política menuda y el entorno presto a hacer sus apuestas. Y sin duda hacia dónde moverse y qué puertas tocar para conseguir financiamiento de campaña y apoyos.
2. Los problemas éticos y jurídicos que enfrenta y están por decidirse en los tribunales y en la opinión pública son remontables si se cuenta que la señora K lo ha afrontado sin mayores dificultades hasta hoy y la justicia no puede resolver porque no ha primado eficiencia y manejo de tiempos en casos complejos.
3. Una visión de las primeras cabezas del ejecutivo hasta el momento permite ver que Vizcarra puede moverse con eficiencia en el manejo del diálogo y el debate. Salvo que en un panorama imprevisible surjan candidatos que reúnan condiciones personales, manejo político, equipo técnico y un plan adecuadamente diseñado.
4. Falta poco para que una primera muestra de los candidatos permita observar con cuidado hacía dónde apuntan los inversores. Luego, cómo se distribuyen los medios y los avisajes con miras al ganador. Las encuestas como siempre vendrán después.