Keiko creyó que le habían robado la elección en el 2016 y por esto, con sus 73 congresistas, emprendió una guerra encarnizada contra PPK, quien había sido su aliado político en la segunda vuelta del 2011.
Esta reyerta supuestamente irracional derivó, entre otras cosas, en que Martín Vizcarra llegara a Palacio de Gobierno y disolviera constitucionalmente el Congreso infestado por el fujiaprismo.
¿Fue tan desacertada Keiko que, teniendo 73 legisladores, no tuvo la paciencia de esperar cinco años y llegar tranquila a la presidencia del 2021?
Hay quienes sostienen que la pelea de Keiko contra PPK fue una medida política para distraer las investigaciones del fiscal valiente José Domingo Pérez Gómez, quien plantea la hipótesis de que ella es presuntamente la jefa de una organización criminal.
El hecho es que Keiko está decidida otra vez a ser candidata presidencial y tal parece que no tiene la simpatía de buenos políticos porque anunció que la acompañarán en la plancha Luis Galarreta y Patricia Juárez.
En 1994, con apenas 19 años, Keiko se convirtió en la primera dama de la dictadura de su padre Alberto Fujimori y de su tío político Vladimiro Montesinos. Reemplazó nada menos que a Susana Higuchi: su madre. Desde aquella fecha, no ha saciado su hambre de poder. Fue primera dama, congresista y aspirante presidencial en el 2011 y el 2016.
Llega al 2021 libre, pero magullada. Con mucho dinero sin trabajar y con gente extremadamente sospechosa en su entorno.