Son las 7.29. Falta un minuto para que suene el despertador, pero tu mascota acaba de poner su morro al lado de tu almohada. Sabe qué hora es, su reloj interno le dice que es la hora de comer. No hace falta que tú le llames después de que suene el despertador.
Los dueños de mascotas reconocerán esta situación y habrán pensado en multitud de ocasiones que “parece” que su perro tiene un reloj en la cabeza. Y eso es exactamente lo que sucede, aunque ahora un estudio lo ha podido por fin demostrar científicamente.
Investigadores de la Northwestern University de Estados Unidos han llevado a cabo un estudio que confirma lo que hasta ahora sólo eran teorías: “Los animales tienen una representación explícita del tiempo en su cerebro”, señala el científico Daniel Dombeck. La corteza entorrinal, una de las partes del cerebro relacionadas con la memoria, ha sido el epicentro del estudio, publicado por la revista médica Nature Neuroscience.
LOS RATONES MIDEN ESPACIO Y TIEMPO
El experimento se llevó a cabo con ratones, a los que se midió la actividad de la corteza entorrinal mientras realizaban una tarea que implicaba tener que medir el tiempo. En un ambiente controlado por realidad virtual, tenían que hacer girar una rueda durante seis segundos para abrir una puerta; después, podían seguir corriendo para recibir una recompensa en forma de comida.
Una vez que los ratones aprendieron el funcionamiento, les cambiaron el aspecto, eliminando la puerta. Pero los animales dieron vueltas a la rueda durante los seis segundos y se colocaron en el lugar en el que estaba la puerta, para atravesar ese espacio a continuación a pesar de que visualmente no había puerta. Eso demuestra que son capaces de controlar el espacio y el tiempo.
James Heys, profesor asociado de la Northwestern University, lo explica asegurando que “la única manera que tenían los ratones de resolver la tarea era usando el sentido temporal interno de su cerebro, porque ellos no sabían cuando se abría o cerraba la puerta, ya que era invisible”.
LA INCREÍBLE ACTIVIDAD CEREBRAL
Los investigadores repitieron el experimento, pero colocando dos partículas microscópicas en el ratón para monitorizar su cerebro. La respuesta, para el investigador Lombeck, fue asombrosa: “Mientras los animales corren por la cinta y van a la puerta invisible, vemos iluminarse las células que controlan el espacio; pero cuando los animales se detienen ante la puerta, esas células se apagan y se encienden otras. Fue una gran sorpresa y un nuevo descubrimiento”.
Esto explicaría por qué las mascotas están esperándonos a la hora de comer, pero también tiene otras aplicaciones en las personas, como en el estudio del Alzheimer. Según el profesor Heys, “los pacientes con Alzheimer olvidan cuándo sucedieron las cosas y puede que sea porque están perdiendo algunas funciones básicas de la corteza entorrinal, que es una de las primeras regiones del cerebro afectadas por esa enfermedad”.