Fingimos asombro e indignación porque el presidente de la República obtuvo el grado de magíster con un mamarracho —pomposamente denominado “tesis”— lleno de plagios, inexactitudes e inconsistencias, como si no supiéramos que hay un mercado (¡vaya, mercado!) de compra-venta de grados y títulos ¡a nombre de la Nación!, y que hay plagiadores en contra de la calidad académica que lucran millonariamente con universidades-fachada.
Nunca como ahora esta trágica realidad nos da en la cara con fiereza; sin embargo, no la vemos o fingimos no verla. En vez de explicar cómo el capitalismo salvaje de los negocios educativos, con la complicidad de un Estado débil, arrasa los estándares mínimos de calidad en materia de educación, la gran mayoría de informes periodísticos se escandalizan con ‘el plagio del Presidente’ como si se tratara de un caso sui géneris.
En vez de mostrar cómo la charlatanería se ha impuesto como recurso en lo que debiera ser la investigación universitaria, violando las reglas básicas de argumentación y racionalidad, presentan el caso como si se tratara de una pesquisa policial del robo de ‘ideas’. Hemos llegado al extremo en que los críticos, entendidos, educados y capaces que se asumen como élite intelectual están siendo devorados por los fantasmas y demonios que pintan los medios de comunicación masiva que tienen poder.
La tesis: punta del iceberg
El plagio no es ninguna novedad. Hay un rentable mercado de plagiadores y fabricantes de tesis al gusto del cliente que ofertan sus servicios a egresados de maestrías y doctorados de universidades de dudosa calidad (que, lamentablemente, son mayoría en nuestro medio). Hasta ahora no hay quien se atreva a ventilar esta realidad pues de antemano se sabe que nunca se sancionará a los responsables, y si alguna vez alguien lo hizo tuvo después que recular frente a los poderosos. El plagio en nuestro medio tiene su historia que alcanza a famosos (no solo con las tesis) que hoy, en pose moralista, pontifican sobre el honor y la ética, y dictan sentencia, y otros que gracias al poder de su dinero ridiculizan a los denunciantes y exhiben su estafa intelectual con desparpajo y hasta con orgullo.
Solo para dar alguna muestra de la ligereza de los reportes periodísticos conviene hacer algunas aclaraciones elementales. Veamos: algunos denunciantes, que no son pocos, no distinguen citas de referencias, y confunden las frases que se consignan entre comillas con los datos para hallar la publicación (p. e. revista, periódico o libro). Como se sabe, las citas y las referencias son de varios tipos, y una de ellas es la referencia abreviada, escrita entre paréntesis inmediatamente después de la cita, y esta no debe exceder de algunas líneas (citar páginas enteras es escandalosa sustracción, aunque se mencione al autor).
Probablemente el descuido queda perfectamente graficado cuando se profiere que se citan las “ideas de otros”. No es así; no se citan ideas sino textos. Hay que distinguir palabra (vocablo) de idea (concepto), fuente de otros errores a los que habría que dedicar atención. Este requisito fue formalizado hace tiempo por la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) y por un grupo de profesionales de la salud en un congreso efectuado en la ciudad canadiense de Vancouver, que se suman a los sistemas de citas y referencias de Harvard, el IEEE (Institute of Electrical and Electronics Enhineers) y otros. Estos sistemas están disponibles en manuales voluminosos ubicables en internet.
Sin embargo, este asunto de la formalidad de las citas y referencias bibliográficas es apenas un pequeño aspecto del documento donde se consigna la investigación realizada, su proceso y resultados. No es una herramienta o una manera de investigar sino la forma cómo se registran los textos de otros autores y la fuente de donde han sido tomados. Para evaluar una investigación se tiene que leer el texto o informe y analizar las hipótesis, variables, método de trabajo, resultados y otros aspectos propios del método científico, que es donde se esconde el meollo de la cuestión en debate, que no se agota en la relevancia, pertinencia y características de las citas. Los estudiantes de periodismo harían bien en escuchar a un periodista baqueano en el oficio como César Hildebrandt, cuya destreza cognitiva no confundiría dato con hecho, que es donde se esconde la chispa del columnismo.
El deterioro de la educación
El debate sobre las tesis de investigación conduce inexorablemente a la trágica situación de la universidad peruana que atraviesa el inicio de un colapso sin precedentes. La decisión del Congreso de modificar (léase disolver, liquidar o poner en estado catatónico) la Sunedu, único organismo que podría sostener la reforma universitaria moderada, es un gravísimo atentado contra la viabilidad económica, política y social de nuestro país. Este ataque viene de la mano del bachillerato automático y la mercantilización voraz de la educación en todas sus modalidades y niveles, que nos sitúan fuera de los estándares de evaluación del mundo civilizado.
¿Por qué es importante defender la mínima y moderada reforma universitaria alcanzada con tanto esfuerzo? Veamos:
- Primer axioma: la educación pertenece al sistema cultural y está conectada con los demás componentes del sistema social.
- Segundo axioma: el desarrollo integral del país solo es lograble si no se descuidan los componentes psicobiológico, económico, político y cultural.
- Tercer axioma: la sociedad se mueve en un entorno mundial cambiante y competitivo.
De donde se colige que este atentado afecta aspectos medulares como:
- La seguridad nacional: Un país carente de profesionales e investigadores de primer nivel está en peligro permanente porque carece de cerebros formados para diseñar su seguridad estratégica en un mundo globalizado.
- El desarrollo integral del país: Sin investigación básica y tecnológica en física, química, biología, neurociencias y ciencias sociales será imposible una visión y gestión del Estado peruano.
- Los servicios de salud, educación, acceso a la justicia, empleo: El estancamiento o deterioro de estos servicios atenta contra los derechos fundamentales que muchos proclaman defender.
- Los presupuestos para laboratorios, talleres, centros de experimentación y publicaciones: Su reducción o eliminación provoca el autismo y la apraxia cuya consecuencia inmediata es la desconexión de su comunidad.
- El fortalecimiento de la universidad para el intercambio interinstitucional: Esto impedirá, como en la época de la Asociación Nacional de Rectores, la conexión con otras universidades del mundo e imposibilitará la transferencia de ciencia y tecnología actualizada.
- La riqueza de la vida política y la democracia: Sin educación de calidad no se puede promover y organizar la vida democrática de los pueblos.
¿Pueden hacer docencia y gestionar universidades los que no investigan? No. Las asignaturas y los proyectos que aticen el aprendizaje universitario de calidad requieren docentes que hayan investigado y cumplido rigurosamente con la sustentación de sus tesis. Debo terminar dejando a continuación un indicio, un misterio y una hipótesis.
Indicio: luego de jurar al cargo de ministro de Educación, el doctor Rosendo Leoncio Serna Román declaró que darían los nombres de las empresas que desarrollan materiales y textos que el Minedu tiene presupuestado. Esta revelación pone al descubierto un gran conjunto de asuntos económicos, científicos, metodológicos y pedagógicos que el sector encarga a empresas y especialistas y que, por elemental principio transparencia, deben ser conocidos.
Misterio: algunos días después declaró sobre el mismo asunto al periodista Fernando Carvallo que no convenía dar los nombres de las empresas encargadas de esta labor especializada. Así deja delante del auditorio una caja de pandora que se requiere abrir.
Hipótesis: los exministros de educación callarán.