Francisco Soberón Garrido fue un gran militante, un activista que luchó sin sosiego por los Derechos Humanos. Se enfrentaba, con la razón en la mano, a los más poderosos y más viles.
En 1983, fundó la Asociación Pro Derechos Humanos y siempre buscó la unidad y coordinación de todas las instituciones que tienen el fin de defender los derechos de los más débiles. En 1985, fue un factor clave en la fundación de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.
Era el hermano mayor de los que hoy luchan por causas justas. El jurista Ronald Gamarra lo llamaba Súper Pancho.
Nació en Lima, en 1948. Estudió en el Colegio Markham y después en la Pontificia Universidad Católica. Muy joven, participó en las brigadas universitarias que socorrieron a las víctimas del terremoto de Áncash de mayo de 1970.
Se vinculó con el movimiento campesino. Trabajó en cooperativas de los valles de Huaral, Chancay y Aucallama. Participó activamente en los procesos de organización y la recomposición de la Confederación Campesina del Perú en 1973. También apoyó a los campesinos cusqueños de Urubamba, entre 1978 y 1979.
Tuvo un rol protagónico en la denuncia y judicialización de los casos Uchuraccay, Accomarca, el Frontón, la Cantuta, Barrios Altos. Tuvo también un destacado rol en la creación de la Corte Penal Internacional en 1998.
Estuvo en la germinación de la Marcha de los Cuatro Suyos (2000) e impulsó el proceso de extradición de Fujimori, su juicio y condena.
Francisco Soberón Garrido era un todoterreno. Su ejemplo inspira a los luchadores de hoy. Su ejemplo inspirará a los que vendrán.