El Festival Internacional de Documentales de Tesalónica (TiDF) ha abierto sus puertas una vez más, y entre las joyas de su 27ª edición destaca Child of Dust, el segundo largometraje de la directora polaca Weronika Mliczewska, que compite en la sección de Competición Internacional.
Este estreno mundial, proyectado entre el 6 y el 16 de marzo en la vibrante ciudad portuaria griega, explora las heridas abiertas de la Guerra de Vietnam a través de una historia profundamente personal. En una entrevista exclusiva durante el festival, Mliczewska compartió los entresijos de su proyecto, su conexión con la narrativa y el impacto universal que busca transmitir.
Una voz entre culturas
Con un título que evoca fragilidad y legado —Hijo del polvo—, el documental sigue la odisea de Sang, un hombre vietnamita de mediana edad, uno de los miles de "Amerasians" o "hijos del polvo", como los llaman, nacidos de relaciones entre soldados estadounidenses y mujeres vietnamitas durante la Guerra de Vietnam. Weronika Mliczewska, antropóloga de formación y narradora por vocación, con viajes a más de 90 países, la ha convertido en una "ciudadana del mundo", como ella misma se define subrayando su interés por relatos que trasciendan fronteras.
La historia de Sang, explicó Mliczewska, es a la vez específica y universal: "Esta historia es sobre un hombre que forma parte de los supuestos 100,000 o incluso hasta medio millón de amerasiáticos (...) hijos de soldados estadounidenses que sirvieron en la Guerra de Vietnam". Sang creció en los márgenes de la sociedad vietnamita, discriminado por su herencia mixta. "Tenía escrito en su rostro que era hijo del enemigo", relató la directora, describiendo cómo el abandono de su madre, quien fue llevada a un campo de "reeducación" tras el conflicto, y la falta de registro oficial de su nacimiento lo dejaron sin una identidad formal. "Ni siquiera registró el nacimiento de Sang porque tenía miedo de que, si lo hacía, pudieran perseguirlo y hacerle daño", añadió.
La búsqueda de un padre y la sanación
El corazón de Child of Dust late en la búsqueda de Sang por su padre, un soldado estadounidense que nunca supo de su existencia. Después de 50 años de vivir en las sombras, gracias a pruebas de ADN gestionadas por activistas como Brian Hjort —quien "dedicó toda su vida a buscar a los padres"—, Sang logra localizar a su progenitor, gravemente enfermo en Estados Unidos. Sin embargo, el reencuentro exige un sacrificio: "La única forma de conocer a su padre es dejar a su propia familia en Vietnam", explicó Mliczewska. Este dilema, que Sang enfrenta con valentía, es lo que impulsa la narrativa. "Él quiere, busca revelación y sanación para poder avanzar en su vida, así que hace todo lo posible y se muda a Estados Unidos, pagando el precio de este encuentro".
El padre, por su parte, accede a participar en la película después de dos años de reflexión, motivado por un sentido de responsabilidad histórica. "Dijo: 'Quiero hacer esto porque quiero dar un ejemplo para que el pueblo estadounidense asuma la responsabilidad del pasado'", citó Mliczewska, destacando cómo este hombre, que apenas tenía 20 años durante la guerra, ve en el documental una oportunidad de redención. "No sabía de este niño, era muy joven durante la guerra (...) la gente moría allí, sabes, y tuvo esta relación con una mujer vietnamita", agregó, pintando un retrato humano y complejo de las decisiones tomadas en tiempos de caos.
Un eco personal y generacional
Aunque Mliczewska es polaca, la historia de Sang resonó con sus propias raíces. "Vengo de Polonia y mi abuela solía contarme historias sobre la Segunda Guerra Mundial, así que soy la tercera generación después de ese conflicto", confesó. Este vínculo generacional con los conflictos del pasado la llevó a ver en Child of Dust una metáfora más amplia: "Esta película también habla de tres generaciones después de la guerra, quería decir que todavía está presente con nosotros (...) todavía estamos marcados por la guerra". Para ella, la guerra no termina con el cese de las hostilidades; sus ecos persisten y exigen una elección activa hacia la sanación. "Depende de nosotros porque no te sanarás solo, tienes que tomar una decisión valiente, como lo hizo Sang, y su padre y su familia, para sanar y buscar un cierre, de lo contrario el ciclo se repetirá".
La directora descubrió esta historia mientras filmaba otro proyecto en Vietnam. "En realidad estaba rodando una película diferente en Vietnam y ya colaboraba con un productor vietnamita cuando me encontré con los amerasiáticos", relató. Las lágrimas de aquellos que aún lloraban por padres ausentes la conmovieron profundamente: "Todavía lloraban por no haber conocido a sus padres y pensé: 'Vaya, sus emociones son tan fuertes, esta será una historia muy emotiva'". Ese encuentro fortuito encendió la chispa de Child of Dust, un proyecto que ella supo desde el principio que sería universal. "Desde el principio supe que esta es una historia muy universal si quieres hablar sobre la paternidad y el padre ausente, emocionalmente ausente", afirmó.
Desafíos y colaboración internacional
Producir Child of Dust no fue sencillo. Con coproductores de Polonia, Vietnam, Suecia, República Checa y Qatar, el proyecto enfrentó escepticismo inicial. "Todos preguntaban: '¿Por qué tú, siendo polaca, estás haciendo esta historia?'", recordó Mliczewska. Sin embargo, su obstinación y su visión clara —"Sabía que esta es una historia universal"— convencieron a los socios con el tiempo. "Con el tiempo, la gente empezó a creer que sí, es una historia universal y por eso ahora tenemos tantos colaboradores", celebró. La colaboración incluyó a figuras como Bao Nguyen, conocido por The Stringer, y fue apoyada por instituciones como el Instituto Polaco de Cine y Al Jazeera Documentary, reflejando el alcance global de la narrativa.

Expectativas en Tesalónica
En el Festival Internacional de Cine de Tesalónica (TiDF), Child of Dust no pasa desapercibida. Su estreno mundial en la Competición Internacional, donde compite por el Golden Alexander y una posible nominación al Oscar, ha generado expectativa entre los periodistas presentes. Las quinielas entre los compañeros de prensa la sitúan como una contendiente seria, gracias a su enfoque sensible y su capacidad para conectar lo personal con lo histórico. Mliczewska, con su experiencia en contar historias desde "áreas remotas, a menudo en condiciones físicas desafiantes", como señala su perfil, ha creado una obra que promete emocionar y provocar reflexión.
Child of Dust se alza como un testimonio de las heridas que la guerra deja tras de sí, pero también de la posibilidad de sanarlas. Como dijo Mliczewska, "Esperaba que esta película impulse a la cultura a moverse en esa dirección", hacia una paternidad más presente y consciente. En esta ciudad griega, entre el 6 y el 16 de marzo de 2025, Sang y su directora invitan al mundo a mirar de frente el polvo del pasado y a encontrar en él un camino hacia la redención.