Luego de su estreno en el Festival de Cine de Venecia, Le Mohican, el más reciente largometraje de Frédéric Farrucci, ha acaparado la atención en el Festival Internacional de Cine de Tesalónica, Grecia. Allí, Farrucci compartió detalles sobre la inspiración detrás de la película y el proceso de producción.
Farrucci explica que la idea para Le Mohican surgió en 2017 mientras trabajaba en un documental en Córcega, sobre un pastor costero cuya vida se vio impactada por el avance de la industria turística. La ganadería en la costa había sido una tradición, pero poco a poco fue desapareciendo, desplazada por la especulación inmobiliaria y el turismo masivo. “Este pastor se sentía como un extraño en su propia tierra, llamándose a sí mismo ‘el último mohicano’”, comenta Farrucci. “Temía no poder legar su modo de vida a sus hijos porque algún día alguien compraría sus tierras para construir hoteles de lujo”.
Esta historia, para Farrucci, trasciende el contexto de Córcega. “Es un fenómeno global; personas conectadas a su tierra son desplazadas en un mundo que solo prioriza lo económico”, expresó. Así, el director aborda temas como el desarraigo y la resistencia cultural frente a la modernidad capitalista.
Le Mohican explora la especulación inmobiliaria y el rol de organizaciones criminales en la compraventa de tierras, una realidad que también afecta a Córcega. “Es algo difícil de combatir. Estas organizaciones encuentran maneras legales de operar, lo cual complica su eliminación”, indicó Farrucci. Sin generalizar sobre la postura del Estado francés, el director resalta el rol crucial de la comunidad local en la resistencia colectiva para defender su territorio.
“Si la población no se organiza y se moviliza, muchas de estas tradiciones y modos de vida desaparecerán”, agregó Farrucci, reflejando esta lucha en los personajes de la película, quienes buscan cohesión comunitaria pese a las adversidades.
Otro aspecto relevante en Le Mohican es el uso de redes sociales en la lucha por preservar el patrimonio cultural. “Las redes pueden recrear comunidades de resistencia”, comenta Farrucci, observando que la juventud utiliza estas plataformas para movilizarse y difundir mensajes de resistencia. En el filme, la sobrina del protagonista emplea redes sociales para darle un matiz político a la resistencia de su tío, quien se mantiene firme sin dar explicaciones. Farrucci considera que las nuevas generaciones tienen la oportunidad de preservar las tradiciones locales ante la presión de la modernidad y el turismo.
La película fue presentada en Córcega, donde tuvo una excelente acogida. “Fue un recibimiento muy cálido; el tema toca profundamente a los corsos”, explicó Farrucci. Además, Le Mohican se ha empezado a distribuir internacionalmente en países como Grecia, Alemania, Suiza y Brasil, reflejando el interés global en temas locales que llevan un mensaje universal sobre identidad y desarraigo.
Farrucci reconoce que, aunque en Francia existe un sistema de apoyo al cine, no siempre es fácil conseguir todos los recursos. “A veces hay que hacer sacrificios en el guion o la producción”, admitió. Aun así, destaca el esfuerzo de la industria cinematográfica francesa para permitir que cineastas emergentes se expresen y conecten con audiencias en salas de cine.
El director enfatiza que la experiencia de ver cine en pantalla grande sigue siendo esencial. “La cronología de medios en Francia, que permite estrenar primero en cines antes de llegar a plataformas, preserva el valor de la sala de cine como espacio ideal para presentar historias con una estética propia y una conexión profunda con el espectador”, afirmó Farrucci.
Para Farrucci, estar en el Festival de Cine de Tesalónica es un honor. “Es el festival más importante de Grecia, y destaca por su selección de cine joven y vanguardista”, menciona el director, quien considera que el tema mediterráneo de su película resuena con el público griego. “La selección de Le Mohican aquí es algo especial para mí; siento que conecta profundamente con Tesalónica por su historia y su identidad mediterránea”.