Del 31 de enero al 8 de febrero, el Festival Internacional de Cortometrajes de Clermont-Ferrand en Francia se convirtió en el epicentro de los cortometrajes, reuniendo a festivales de distintas partes del mundo. Desde Noruega hasta Tailandia y Venezuela, todos compartieron un mismo objetivo: celebrar el cine y fomentar la conexión entre cineastas y audiencias.
Minimalen de Noruega
Per Fikse, director del Festival Minimalen de cortometrajes en Trondheim, Noruega, destacó la relevancia de Clermont-Ferrand como un punto de encuentro esencial: "Es el lugar donde estar si estás en la industria del cortometraje porque todos están aquí para reconectar, ampliar tu red y a veces también para ver películas y seguir a cineastas".

El mercado de cortometrajes en Noruega, según Fikse, goza de una situación privilegiada: "El mercado de cortometrajes en Noruega y Escandinavia está mejor que en el resto del mundo porque el financiamiento gubernamental sigue siendo bastante bueno para hacer cortometrajes". Además, enfatizó el rol clave de los festivales en la industria: "Creo que somos una parte muy importante de ella. ¿Cuál es el punto de hacer películas si no puedes proyectarlas en ningún sitio, si no puedes llegar a una audiencia?".
Norwegian Short Film Festival en Grimstad
Anita Svingen, directora del Norwegian Short Film Festival en Grimstad, explicó la estructura del evento: "Tenemos programas de competición para películas nacionales e internacionales, y una selección para documentales cortos tanto internacionales como noruegos y videos musicales".
Con más de 3,000 películas internacionales y 450 noruegas recibidas anualmente, de las cuales seleccionan alrededor de 80 y 60-70 respectivamente, su festival se mantiene como una plataforma de exhibición relevante.
Sobre el financiamiento, Svingen resaltó el apoyo del Instituto de Cine Noruego, así como del condado y el municipio sede del festival. Además, el festival mantiene una estrecha colaboración con otros eventos nacionales a través de una organización que fomenta intereses comunes y actividades conjuntas.

Gunhild Enger, programadora del mismo festival señala que "No nos especializamos en ningún género, pero hay mucho humor oscuro y peculiar de los países nórdicos."
Respecto a los países que podrían estar más representados en el festival, indica que: "Nos gustaría tener más cortometrajes de regiones como Sudamérica, África y Asia, ya que la mayoría de nuestras presentaciones vienen de Europa y EE.UU."
Caribe Atómico Venezolano
Desde Venezuela, Lilibeth Bolívar, productora ejecutiva del Caribe Atómico Film Festival, compartió la misión del evento: "Caribe Atómico es un festival que atraviesa Caracas de este a oeste llevando cine a los barrios... entendiendo barrios por favelas... llevamos una selección de cortometrajes del Caribe y de Venezuela". Con tres secciones enfocadas en cineastas venezolanos en el país, aquellos en el extranjero y creadores latinoamericanos y caribeños, el festival busca fortalecer la identidad cinematográfica regional.
Bolívar enfatizó la importancia del impacto social del festival: "Hemos visto que se ha despertado mucha curiosidad por este tipo de iniciativas que no prevalecían demasiado en el país... un espacio para la cultura en donde se le dedique con profundidad ha sido complicado en Venezuela". Además, destacó las colaboraciones con organizaciones como el Banco del Libro de Caracas y la embajada de Suiza para sostener el evento.
Thai Short Film Festival

Desde Tailandia, Putthapong Cheamrattonyu representó al Thai Short Film Festival, que celebró su 28ª edición. "El gobierno tailandés realmente está interesado en el cine", explicó, evidenciando el respaldo institucional hacia el sector. Además, destacó que la Agencia de Cultura Creativa de Tailandia ha sido creada recientemente para apoyar las artes y la cultura, con un foco especial en el cine.
Con una nueva visión hacia el futuro, Cheamrattonyu anunció que el festival abrirá nuevamente su competición internacional en la próxima edición, una decisión inspirada en su participación en Clermont-Ferrand..
Con enfoques distintos, pero una misma pasión por el cine, festivales de Noruega, Venezuela o Tailandia demostraron que el cortometraje sigue siendo una vía poderosa para contar historias y conectar culturas en todo el mundo.