¿Hay motivos para celebrar?
Es posible que el libro esté disminuyendo su presencia frente al contenido de la imagen audiovisual, pero últimamente pareciera que está paulatinamente logrando espacios en el mercado editorial a través de sus páginas en versión digital.
Durante los dos años que pandémicos, las actividades y producciones de la industria cultural fueron duramente golpeadas, sin embargo, esto no impidió, que en la inmovilidad de la cuarentena se lograra recuperar e incrementar el número de lectores.
No obstante, hay mucho por hacer para que la población peruana se interese por la lectura, cuya práctica es fundamental para escribir, hablar y pensar correctamente; y también para evitar que se siga deformando el idioma a través de su mal uso que hacen los jóvenes en las redes sociales.
La producción editorial
En un informe elaborado y publicado por la Cámara del Libro del Perú y el Centro Regional para el fomento del libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), denominado “Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú” (2017), se indica que en el 2016, en el Perú, existieron 994 agentes editores que registraron títulos en la agencia peruana del ISBN. El concepto de agente editor involucra a editoriales privadas, editoriales universitarias, editores-autores y entidades estatales.
El desarrollo de la tecnología informática ha incrementado el número de personas naturales y otras entidades no especializadas en el área editorial: el 44% son estos agentes editores, muchos de ellos conforman pequeñas y medianas empresas editoriales que han surgido como emprendimientos personales o familiares en los últimos años.
Conforme han crecido el número de agentes editores se han multiplicado también el número de publicaciones registradas. En la década del 2000 al 2010 se editaron más de 6 mil libros, en la presente década se registran un promedio de 6,090 publicaciones anualmente. Estas cifras nos muestran un significativo incremento en la oferta editorial peruana, pero, aún es un ritmo de crecimiento inferior al promedio registrado en América Latina. Un dato importante del referido Estudio diagnóstico es el registro del 75% de los libros que fue producido por empresas dedicadas principalmente a la actividad editorial.
Por parte de las editoriales vinculadas a las universidades, un total de 84 instituciones registraron 3,270 títulos en el período del 2012 al 2016, con un promedio de 39 títulos por institución. Sin embargo, la concentración bastante alta la representan 8 universidades con el 58% del fondo editorial registrado en este período.
La evolución del registro de los libros en formato digital es bastante lenta y reducida en el Perú: en el año 2000 fue de 0,8 %, en el 2010 fue de 1,2 % y en el 2016 de 13,7 %.
Otro aspecto importante es la procedencia geográfica de las obras editadas: el 90% fueron publicadas en Lima; en Trujillo, Huancayo, Arequipa y Cusco se llegó al 6%. En estas cinco principales ciudades del país se concentra el registro del 96% de las publicaciones.
Respecto a las áreas temáticas, en el año 2016, el mayor porcentaje fueron libros referidos a las Ciencias Sociales (49%) y a la Literatura (25%).
El nivel de lectoría
La información más importante, sin embargo, la registra el estudio “Estado de la opinión pública. Libros y hábitos de lectura” (2015), realizado por el Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú, mediante una encuesta a una muestra de 1,203 personas de zonas urbanas y rurales. En dicho documento se publicaron los resultados de los hábitos de lectura entre la población peruana. Se indicaba que la lectura de libros es un hábito cotidiano tan sólo para un 15,5% de la población.
De igual modo, las bibliotecas de los peruanos son muy modestas: el 47,6 % de los encuestados no tienen más de 10 libros en sus casas. Las personas que tienen más de 100 libros en su hogar son apenas el 4,3% de los encuestados.
¿Qué hacer?
Es necesario que los fuertes desafíos del sector editorial, en el mercado interno y en el mercado internacional, que asumen las editoriales peruanas (principalmente las medianas y pequeñas), frente a las grandes empresas editoras del exterior, cuenten con el apoyo del Estado. Esto supone que cuenten con incentivos tributarios, facilidades burocráticas, apoyo financiero, asesoría profesional, formación del recurso humano para el sector y combate a la “piratería” o reproducción ilegal de obras, para que puedan alcanzar niveles competitivos y puedan llevar a través del libro información y conocimientos a la mayor cantidad de peruanos, a sus hogares y centros educativos.
Se hace necesario revisar y mejorar la Ley del Libro y su Reglamento, en el contexto de una política nacional del libro, la lectura y las bibliotecas, que impulse la cadena de producción y comercialización de productos editoriales. La cultura no debe seguir siendo el privilegio de una minoría.