Las cineastas peruanas Sabrina Franco y Alejandra Gomez de la Torre están exhibiendo su cortometraje de animación "La vulvalaxia" en diversos lugares alrededor del mundo, desde Sao Paulo hasta Berlín, pasando por Barcelona. En esta última ciudad española, su trabajo puede disfrutarse como parte del festival de cortometrajes y animación MECAL.
El corto narra el sueño de una niña que explora su vulva y descubre cosas que quizás alguien debería haberle explicado antes. La idea para la creación del cortometraje surgió durante una conversación entre amigas. Una de ellas había estado lidiando con una disfunción sexual durante aproximadamente tres años y había consultado a varios médicos sin obtener ninguna solución. Fue en ese momento cuando se dieron cuenta de la gran falta de información en ese ámbito.
"Sentadas a la mesa, nuestra amiga nos contó con emoción que finalmente había encontrado alguien que la ayudó, que le dio un nombre a su malestar y una solución. Nos habló sobre el suelo pélvico y su función, y en ese momento todas nos dimos cuenta de que no teníamos idea de lo que estaba hablando (...) ¿Por qué no conocemos nuestro propio cuerpo? ¿Por qué no sabemos acerca de nuestra propia anatomía? Decidimos utilizar nuestro conocimiento y herramientas para crear contenido que muestre el cuerpo femenino de manera hermosa y fantástica, y así generar conversaciones al respecto", explican Sabrina y Alejandra a EL PERFIL.
Debido a la falta de referentes peruanos como fuente de inspiración, las cineastas se nutrieron del trabajo de artistas asiáticas como Sawako Kabuki, una talentosa animadora japonesa que aborda temas sexuales y femeninos de manera innovadora, y también de artistas europeas como Jamie Wolfe o Laura James, quienes son reconocidas en el campo.
La dirección del cortometraje se volvió especialmente desafiante durante la pandemia, y contar con un buen equipo resultó fundamental para el éxito del proyecto. Además de la producción a cargo de Señor Z, contaron con Lorena Ugarteche como productora, quien las guió durante todo el proceso, y con Artichokat (Maria Paz Gazale), una ilustradora chilena encargada de las ilustraciones. En el estudio Apus, Susana Cebrián y Carlos Emilio se encargaron de la música.
Las cineastas limeñas destacan que en el Perú no existe una gran industria cinematográfica y que el sector de la animación es aún más reducido. "Realizar cortometrajes animados propios es costoso, la mayoría de las personas que trabajan en animación están en grandes estudios y hay pocas escuelas que enseñen animación", agregan.
A pesar de esto, ven con optimismo la situación del cine peruano, ya que creen que se está mejorando en general. Parte de esta mejora se debe a las contribuciones de la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO), a la cual postularon con el objetivo de obtener apoyo financiero.
"Este año, DAFO ha lanzado un fondo específico para cortometrajes animados (anteriormente se asignaban fondos a cortometrajes en general). De hecho, estamos en conversaciones con personas que nos ayudarán en futuros proyectos. El talento existe y está presente, claro que sí, pero el campo todavía no se ha explorado lo suficiente", reflexionan.
El cine peruano ha demostrado su capacidad para hacer soñar, y los amantes del buen cine esperan ansiosos poder disfrutar de las producciones peruanas en festivales internacionales, ya sea en el ámbito de la animación o en el de la ficción con actores reales.