Este es el libro de un discípulo y un escritor que selecciona y talla las palabras cuidadosamente. Es una larga entrevista en forma de viaje que cabalga entre la crónica y la biografía: pero, de pronto, en un salto imprevisto, se transforma en un perfil del personaje.
Pudo haberse llamado “Viaje al mundo interior de Lévano” recordando el épico “Veinte mil leguas de viaje submarino” de Verne, pero el autor prefirió darle un nombre acorde a la vida de su maestro, a lo James Dean, Rebelde sin pausa.
Leerlo evoca el libro de memorias de Octavio Paz, “Itinerario”; “El amor posible” de Juan Arias, una entrevista a Saramago; y el de Ricardo Setti, “Diálogo con Vargas Llosa”. Libros hay que recorren la trayectoria vital de un periodista como los de Domingo Tamariz (“Memorias de una pasión”) o el de Manuel Jesús Orbegozo (“Testigo de su tiempo”). Este se suma a ellos. Con el escrito por el historiador Porras Barrenechea, “El periodismo en el Perú”, pueden ser parte de una cartografía mayor.
El libro de Paco Moreno alcanza la meseta con los detalles de la entrevista a Haya, contada en otros lugares, por ejemplo, en “Cambio de Palabras” de César Hildebrandt, y en el del propio Lévano, “Diálogos desde la historia”. (Lévano allí se hace justicia al remarcar que la entrevista fue hecha al alimón.)
De otro lado, la edición está muy bien cuidada, a semejanza de las del Fondo Editorial de la Universidad Garcilaso de la Vega en los tiempos de Lucas Lavado, con sobrecubierta e intercalada con fotos al inicio de cada capítulo como si fuera un filme.
El autor no ha escatimado esfuerzos para estar a la altura del reto que se había echado al hombro durante los dos años que le tomó esbozarlo. Asimismo, el libro del maestro (Diálogos) y el discípulo (Rebelde) forman una compacta unidad, el uno remite al otro.
“Rebelde sin pausa” es un libro trajinado desde un taxi que hace las veces de embarcación recorriendo las estaciones de vida del periodista Lévano. Como el poeta romano Virgilio, Lévano (otro poeta) guía a Moreno (y no al revés) por una ruta donde se topa con periodistas, literatos y compositores como Manuel Acosta Ojeda, su compadre, cuyas anécdotas arrancan carcajadas al lector. Por ello, siendo serio, Rebelde sin pausa no está exento de humor, a menos que se crea, como el Burgos de “El nombre de la rosa”, que la risa es profana y deba censurarse. “Rebelde sin pausa”, un libro escrito por un periodista sobre otro periodista y para periodistas.