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El quinceañero Vargas Llosa en el diario “La Crónica”

El historiador del periodismo Juan Gargurevich escribió “Mario Vargas Llosa, reportero a los 15 años”, un relato biográfico del breve paso del joven Vargas Llosa, quien hoy está de cumpleaños, en el desaparecido diario “La Crónica”.
Stefanno Placencia

Mario Vargas Llosa incursionó en el periodismo a los 15 años. Era el verano de 1952 cuando su padre, Ernesto, lo llevó al viejo local del diario “La Crónica” en la calle Pando para que pase sus vacaciones en una sala de redacción y aprenda el oficio de reportero. Este es el punto de partida del relato que escribió el historiador del periodismo Juan Gargurevich en su libro “Mario Vargas Llosa, reportero a los 15 años”, cuya primera edición data de 2005.

La obra se divide en tres capítulos: el primero, más que narrar el breve periodo de Vargas Llosa en el diario que fundase Clemente Palma y Manuel Moral, evidencia la ardua investigación del autor. El capítulo reproduce algunos textos firmados por el entusiasta adolescente y otros escritos anónimos que, se presume, fueron de su autoría o pudo haber participado en la redacción de ellos. De todas formas, Gargurevich marca la distancia entre las probabilidades y las certezas con el respaldo de sus referencias.

Mientras reconstruye las experiencias del futuro novelista (su amistad con Milton y Carlitos Ney, las primeras comisiones, las comilonas con los colegas, etc.), contextualiza y arroja datos que permiten entender la evolución de aquel tabloide que le perteneció a la familia Prado desde 1942. Retrata, además, ese mundo periodístico de los cincuenta, apasionado por las salidas nocturnas, el alcohol y los prostíbulos.

Enterado de estas actividades en las que participaba su hijo, don Ernesto discutió con los jefes del diario. Al reincorporarse al trabajo, una tarde, el joven Mario se enteró de que su viejo lo «acababa de renunciar». El 28 de marzo de 1952, sus amigos lo agasajaron por su cumpleaños en un restaurante de la calle Capón para desearle un próspero porvenir. Un día antes había publicado su último artículo titulado “Un espectáculo sensacional”.

En la segunda parte, el autor traza una minibiografía del Vargas Llosa periodista y brinda informaciones de “Conversación en La Catedral”. Con estos dos apuntes útiles, pasa a registrar las reacciones que produjo la novela en los periodistas de la época. Así, descubre algo: «El ambiente periodístico tardó en reaccionar pese a que uno de los escenarios principales de la historia era un diario tan popular como “La Crónica”».

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Luego se centra en los artículos que escribieron quienes presuntamente se identificaron con algún personaje de la novela. Milton, uno de ellos, escribió, bajo el seudónimo de Enrique Elías B., un texto en el que acusó a Vargas Llosa de tratar sin piedad a algunos de sus personajes. En cambio, Carlos Ney, en su escrito, señaló que el novelista «acaba de sacar del ropero del recuerdo las vivencias en “La Crónica” para reconstruir un periodismo bohemio». 

Ambos artículos llegaron a manos de Vargas Llosa, quien le respondió, desde Estados Unidos, a Barrionuevo. En esa carta se leen frases que demuestran la impronta que dejó el diario de la calle Pando en él: «Ese memorable verano del 52», «Volvamos a tu artículo, que, además de conmoverme, me produjo una vertiginosa nostalgia», «Alguna vez tenemos que sentarnos en algún sitio tranquilo y conversar largo y tendido de esos tiempos prehistóricos y de esas cosas que se llevó el viento».

El capítulo final reúne cuatro textos dedicados a los periodistas más experimentados de “La Crónica”. Dos de ellos son conversaciones con Carlos Ney Barrionuevo y con Juan Marcoz. Los restantes son “memorias” en homenaje a Norwin Sánchez Genie y a Milton von Hesse. Con la excepción del “Gato” Marcoz, los demás periodistas sí fueron muy cercanos al novelista.

Con “Mario Vargas Llosa, reportero a los 15 años”, Juan Gargurevich consagra un ambicioso relato biográfico que sobrepasa las expectativas del corto tiempo (tres meses) que comprende la etapa de reportero del premio nobel en “La Crónica”. Su olfato periodístico también lo ha llevado a rescatar los primeros textos en prensa de Vargas Llosa. Una notable labor de arqueología textual.

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Redactor de cultura en EL PERFIL.