Las protestas masivas en Argelia contra un posible nuevo mandato de Abdelaziz Bouteflika no parecen estar cediendo. Tras las multitudinarias movilizaciones del domingo pasado, este martes fue el turno de los estudiantes. La juventud argelina salió con fuerza a las calles de las principales ciudades contra el intento de ir por un quinto mandato de parte del octogenario presidente Bouteflika, que gobierna desde 1999.
Tratando de ganar tiempo frente a la profunda crisis social abierta, Bouteflika anunció, en caso de victoria en las elecciones presidenciales, que no cumplirá la totalidad de su mandato, sino que propondrá una "elección presidencial anticipada, cuya fecha será fijada por la conferencia nacional", a la que no asistirá.
Se trata de una burda maniobra para intentar desactivar las protestas callejeras, pero que al parecer no surtió ningún efecto.
A Bouteflica prácticamente no se lo ve en público desde el año 2013, cuando tuvo un infarto cerebral, y en la actualidad se encuentra internado en una clínica en Ginebra, desde donde oficializó su candidatura. Todos saben que el verdadero poder en las sombras son su hermano Said Buteflika, de 61 años, junto a los militares. Por eso en muchas de las movilizaciones se canta "El pueblo no quiere ni a Bouteflika ni a Said".
El "día de los estudiantes"
A las movilizaciones masivas que se suceden desde hace dos semanas se sumaron este martes los estudiantes con una marcha propia. Miles de jóvenes rechazaron la maniobra de Bouteflika, y pidieron que no exista quinto mandato, y que renuncie a presentar su candidatura.
Al grito recurrente de "Had chaab la yurid la Buteflika la Said", (este pueblo no quiere ni a Buteflika ni a Said) o "Poder asesino", los estudiantes intentaron el martes marchar a la plaza de la Grand Post, epicentro de la capital, pero se toparon con un férreo dispositivo policial.
Avanzada la tarde, la policía antidisturbios comenzó a reprimir a los jóvenes con gas pimienta con el objetivo de dispersar a los manifestantes.
Los estudiantes cantaron entonces también contra la policía que es tan odiada como el propio presidente: "Aunque traigas al BRI (Unidad de intervención de elite de la Policía) y la Saiqa (Brigada Especial) no habrá un quinto mandato Buteflika" cantaron durante la marcha y ante la represión.
Los universitarios colgaron del edificio de la facultad un gran cartel que decía "los estudiantes argelinos están contra del quinto mandato".
Concentraciones estudiantiles similares fueron convocadas en el resto de universidades de la capital y en otras ciudades del país tal como Ain Temouchent, Constantina, Batna, Bouira, Guelma, Annaba y Blida.
Las protestas empezaron el pasado 22 de febrero y desde entonces han ido creciendo de forma sostenida hasta desbordar el pasado viernes la capital, en la mayor manifestación que se recuerda en la última década.
A pesar de ello, el domingo el ministro argelino de Transporte y jefe de la campaña de Buteflika, Adelghani Zaalane, presentó en su nombre el acta de candidato ante el Tribunal Constitucional, que tiene diez días para examinar todas las candidaturas y validarlas.
El lunes, los principales grupos de oposición exigieron de nuevo al círculo de poder que active el artículo 102 de la Constitución que permite incapacitar al presidente por motivos de salud y posponga las elecciones previstas para el 18 de abril.
Los jóvenes que salieron a la calle tienen buenos motivos para protestar. En Argelia casi la mitad de la población tiene menos de 30 años, una franja que cuanta con el indice de desocupación más alto del país y los empleos más precarios. Junto a los jubilados son los principales afectados por las políticas aplicadas a pedido del FMI y el Banco Mundial, como la destrucción del código de trabajo y el ataque a las pensiones.
Por otra parte también sufren las restricciones de un régimen cada vez más autoritario que ataca las libertades. Además de la represión, en Argel (la capital) las protestas están prohibidas desde 2001.
Este futuro de miseria y precariedad no será cambiado ni por Bouteflika ni por los partidos de oposición, que aceptan los ajustes del FMI, y no hay ninguno que haya siquiera sugerido romper estos acuerdos.
Es por este motivo que la juventud es uno de los sectores más radicalizados dentro de los que han venido saliendo a protestar. En varias universidades se han hecho llamamientos a la huelga general cuestionando tanto a las direcciones estudiantiles como sindicales oficialistas que, en contra de lo que se vive en la calle, se niegan a movilizar.