El cardenal Víctor Manuel “Tucho” Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y uno de los colaboradores más cercanos al papa Francisco, relató cómo vivió los últimos días del pontífice, fallecido el lunes por la mañana tras sufrir un ictus.
Fernández señaló que, aunque percibía que la salud de Francisco estaba deteriorada, pensó que aún lo tendrían “un tiempito más”. Describió la muerte del pontífice como un evento repentino, incluso para el equipo médico que lo asistía. “Fue un ictus, muy rápido, no se pudo hacer nada”, explicó en una entrevista con la radio argentina Cadena 3.
El informe médico oficial, firmado por el doctor Andrea Arcangeli, director de Salud e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, confirmó que la causa del deceso fue un accidente cerebrovascular (ACV) seguido de un coma y colapso cardiocirculatorio irreversible.
La noche anterior a su muerte, Francisco tuvo una jornada tranquila. Compartió la cena sin complicaciones y, en un gesto inesperado, pidió realizar un último recorrido en el papamóvil por la Plaza San Pedro. “¿Creés que podré hacerlo?”, le preguntó a su enfermero personal. Tras el paseo, agradeció: “Gracias por traerme de vuelta a la Plaza”.

Fernández relató que pudo despedirse en privado de Francisco a las 10 de la mañana del domingo, cuando aún no lo habían revestido. “Se me mezclaban dos cosas en el corazón: un gran respeto por estar ante el sucesor de Pedro, y una emoción profunda por ver allí a Jorge, el amigo, el hombre que siempre me dio aliento en los momentos duros y nunca me dejó caer”, recordó el cardenal.
El vínculo entre Fernández y Bergoglio se remonta a la década de 1990. Trabajaron juntos en la redacción del documento de Aparecida en 2007, y Bergoglio lo nombró rector de la Universidad Pontificia de Argentina en 2009.
Fernández fue un colaborador clave y el principal redactor de documentos emblemáticos del pontificado, como Evangelii Gaudium, Laudato Si’ y Amoris Laetitia. En 2023, Francisco lo designó prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, una de las posiciones más influyentes del Vaticano, con el objetivo de consolidar su legado teológico.
El cardenal destacó que, a pesar de la absoluta confianza entre ambos, nunca tuteó al Papa por la inmensa figura que representaba para él y resaltó que “este mundo, que parece huérfano y sin rumbo, perdió un padre, un padre universal”.
El papa Francisco apareció por última vez el Domingo de Resurrección, apenas horas antes de su deceso. Aunque su voz era débil, impartió la bendición Urbi et Orbi y realizó un recorrido sorpresa en el papamóvil.
Esa noche descansó normalmente, pero horas después sufrió el ictus que lo dejó en coma. De acuerdo a informaciones de Vatican News, Francisco falleció sin dolor, “porque todo sucedió rápidamente”. “Una muerte discreta, casi repentina, sin largas esperas ni demasiado clamor para un Papa que siempre había mantenido su salud en gran secreto”, apuntó el medio oficial del Vaticano.