Mastodon
Este artículo es de hace 2 años

Cuando la chatarra se confunde con la tecnología

Estamos pegados a las herramientas… ¿y las tecnologías? La tecnología es un tipo particular de conocimiento cuyo objetivo es el diseño, elaboración y prueba de artefactos para mejorar y transformar la realidad. Su preocupación no es explicar la realidad. No se preocupa por el saber sino por el saber hacer.
Lucas Lavado

Estamos sumergidos en un mundo de cambios de gran magnitud y otros microscópicos, pero nunca cesan. Los átomos, los microbios, los animales, los océanos, el planeta Tierra, el Sistema Solar moviéndose en la Galaxia llamada Vía Láctea, una de las 20 galaxias del denominado Grupo Local. Y hay otros grupos de galaxias.

El cambio es una realidad cuyo impacto en la vida y en diferentes escalas es de una fuerza desconocida tal que moviliza el ingenio humano en busca comprensión. Las ciencias, desde sus inicios hace dos mil años se propusieron explicar para comprender. Más recientemente las tecnologías se proponen hacer cosas cuyos beneficios y consecuencias suscitan fantasías como los robots y la inteligencia artificial que ya está entre nosotros, aunque no sabemos identificarlos.

Urge estudiar y discutir su presencia y sus efectos. Su impacto inusitado y disruptivo moviliza la comunicación hasta confundir las entendederas mezclando tecnología con la ferretería que son los artefactos. Error frecuente es confundir la cosa con la idea que ha posibilitado su diseño. De lo que se trata es de usar conocimientos para diseñar y hacer herramientas desde palas mecánicas hasta computadores y robots pensantes.

La tecnología es un tipo particular de conocimiento cuyo objetivo es el diseño, elaboración y prueba de artefactos para mejorar y transformar la realidad. Su preocupación no es explicar la realidad. No se preocupa por el saber sino por el saber hacer. Los tecnólogos diseñan prototipos de armas, los prueban, los ensayan y los ponen en acción. Como lo que ocurren con los drones utilizados en la guerra de Ucrania o como los “bloques” publicitarios que embotan los cerebros de los televidentes.

Su poder transformador no tiene límites porque depende de la eficacia y la eficiencia de los artefactos, dispositivos, cerebros electrónicos que se diseñan imitando al cerebro humano para rehacer la realidad. Pero hay realidades donde aún no penetra como los fondos marinos, las ondas electromagnéticas, las micro células, los genes, los gérmenes, la mente etc. Esperan cerebros audaces.

La tecnología está comenzando a cambiar radicalmente el mundo en que vivimos. Ya no se trata solo de herramientas físicas. El diseño y organización de pequeños negocios, empresas transnacionales, partidos políticos, estudios jurídicos en base a reglas y pautas de acción inteligentes, están apenas en sus inicios. Otro ejemplo dramático son los partidos “diseñados” y manejados por charlatanes que desconocen las estructura socioeconómica y mental del mundo social.

Son más ostensibles el diseño y elaboración de robots y máquinas que actúan con una inteligencia que imita a la humana denominada Inteligencia Artificial (IA). Ya está provocando cambios hasta hoy no experimentados tanto que el Parlamento Europeo está tomando las primeras medidas legales y normativa con cautela y previa información.

Las tecnologías son heterogéneas y obedecen a taxonomías especializadas. No son uniformes. Una lectura de la historia de las ciencias permites entender que la tecnología nace de ellas. La tecnología es un tipo de saber de tanta precisión que requiere especialización para inventar mecanismos técnicos.

Hay tecnologías físicas y también tecnologías conceptuales. Son diferentes los hechos respecto de las ideas acerca de ellos. Las tecnologías físicas diseñan herramientas físicas como tornos, palas, puertas. En tanto que las tecnologías conceptuales diseñan herramientas conceptuales como las máquinas de pensar que está haciendo furor porque se cree que pueden más que la inteligencia humanan. Y ¿las tecnologías sociales? Diseñan partidos, empresas, publicidad y propaganda.

Las transformaciones multiformes se dan en cadena. Los cambios sobrepasan los gobiernos, los poderes legales, políticos, económicos y educativos porque son radicales y requieren competencias específicas y especializadas. Está cerca la sustitución del hombre por máquinas con pérdida creciente de empleo en aquellas labores que no requieren inteligencia humana compleja. Acarreará desempleo masivo.

Los cambios radicales en educación desde la administración, estrategias, métodos, diseño de nuevos artefactos, demandarán mayores exigencias tecnológicas y talento humano. La atención de la salud dependerá de tecnología especializada y la investigación apoyada por laboratorios y robots se pondrán fuera del alcance a las familias. La demanda creciente de servicios públicos frente al cambio climático, demanda nuevas tecnologías biológicas, físicas, sociales y cognitivas.

La tecnología clásica está llegando a su fin a causa del Summit de IBM. Se anuncia la computación cuántica donde compiten IBM, Google, Microsoft, Intel y Amazon hacia la conquista del mundo cuántico. Así las tecnologías cognitivas y conceptuales se alejan a la par con el descalabro de la educación mientras celebramos el bicentenario que nos ha mostrado que estamos casi en el mismo sitio que hace doscientos años. El Congreso y el Poder Judicial son muestras elocuentes que el gamonalismo, la marginación, la corrupción y el analfabetismo científico y técnico de la clase política siguen vigentes.

Más información sobre
Síguenos en Google News
Esta es una columna
El análisis y las expresiones vertidas son propias de su autor/a y no necesariamente reflejan el punto de vista de EL PERFIL
Avatar de Lucas Lavado
Colaborador de EL PERFIL
Profesor en Filosofía y Ciencias Sociales. Magíster en Docencia Universitaria y Doctor en Ciencias de la Educación. Ha editado más de 400 títulos.
Últimas noticias