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Este artículo es de hace 1 año

Directivos de Alianza pueden ser sancionados por varios delitos

Lo dirigentes de Alianza Lima tendrán que responder ante la afición aliancista de las consecuencias legales que recaigan sobre esa institución.
Antonio Castillo

Los directivos del club Alianza Lima quisieron evitar la vergüenza nacional y deportiva de ver la exitosa vuelta olímpica de su tradicional rival en Matute, pero solamente han logrado sumir al club en la mayor vergüenza internacional e institucional de su historia, de la que se hablará por décadas y con razón. ¿Creen que, después de lo informado por El Gráfico, Infobae, ABC o ESPN, equipos de la talla del Boca Juniors, River Plate o el Flamengo aceptarán jugar partidos de Copa Libertadores en un estadio donde sus jugadores podrían ser expuestos a la agresión con fuego de bengala, disparos y a oscuras?

Los dirigentes deportivos son eso: “dirigentes DEPORTIVOS”, y deben tomar los resultados deportivamente, motivando a sus parciales a proceder con grandeza ante la derrota y humildad en la victoria; más aún cuando (más allá de simpatías deportivas) el rival ha sido largamente superior, como se vio inobjetablemente en las dos finales, y que se grafican a manera de botón de muestra en las escenas del segundo gol en Matute, donde el pequeño Piero Quispe se dio un señorial paseo de ida y vuelta en las dos áreas, sembrando a cuanta humanidad blanquiazul le saliera al paso, incluyendo al elefantiásico Carlos Zambrano, para servir la pelota que terminó con la pintura de Horacio Calcaterra “en el rincón de las ánimas” (como diría el recordado Pocho Rospigliosi), sumiendo en la estupefacción al arquero Campos, quien quedó parado como la estaca que faltaba a la bandera que este lució muy ufano el domingo anterior en el estadio Monumental.

Al haber apagado las luces de Matute, en medio del fuego de bengalas lanzado por enardecido hinchas contra los jugadores del equipo crema, poniendo en peligro la vida de estos así como de los 30 mil asistentes que colmaban las gradería, es obvio que los directivos del club de La Victoria han incurrido en el delito contra la seguridad y tranquilidad pública, entre otros; pero también HAN PUESTO AL MARGEN DE LA LEY Y LOS REGLAMENTOS AL CLUB Y AL ESTADIO ÍNTIMO, porque dolosamente violaron los protocolos de seguridad establecidos por el Ministerio del Interior, la Policía, INDECI y la Municipalidad de La Victoria, por lo que tendrán que responder ante la afición aliancista de las consecuencias legales que recaigan sobre esa institución.

Pero, NO SOLO SON RESPONSABLES LOS DIRECTIVOS DE ESE CLUB; ya ha quedado claro que el premier Alberto Otárola estuvo allí, aunque él dice que asistió “como cualquier hincha”, mientras los trascendidos periodísticos refieren que su personal de seguridad coordinó con la directiva aliancista el corte de luz para sacarlo a escondidas, evitando la furia de la hinchada local, así como la vergüenza de la derrota; versión que es creíble si conectamos este hecho con las declaraciones de Tito Ordoñez, el delegado victoriano, que esa misma noche dijo espontáneamente: “Ustedes se van a enterar la realidad y se va a entender cuál fue el motivo o la decisión que tomaron las autoridades referente a esta situación”; dando a entender que existió algo o alguien por encima de los directivos que los alentaron a dejar en tinieblas lo que supuestamente era la luminosa “caldera”.

08/11/2023 Jugadores de Universitario de Deportes, celebran después de ganar la final de la Liga 1 en el clásico del fútbol peruano en el estadio Alejandro Villanueva. Foto: ANDINA/ Andrés Valle
08/11/2023 Jugadores de Universitario de Deportes, celebran después de ganar la final de la Liga 1 en el clásico del fútbol peruano en el estadio Alejandro Villanueva. Foto: ANDINA/ Andrés Valle

Es más que evidente también que, pensando en que ganaba Alianza Lima de local y con su gente, el premier buscaba el selfie triunfador para levantar su alicaída imagen en las encuestas, como en sus intentos anteriores con la selección de fútbol en que posó vestido con buzo deportivo; del mismo modo que lo hace Dina Boluarte en el frente internacional, donde se disfraza hasta de beata para el forzada foto con el Papa. Como esta vez tampoco obtuvo el selfie que buscaba el premier, no le habría importado poner en riesgo la vida de miles de asistentes al estadio. Total, ya tiene una carnicería en su haber y no le pasa nada.

Así manejan el país este par de impresentables: mientras cientos de peruanos pierden la vida a balazos de manos de extorsionadores y asaltantes, el premier se divierte en el estadio (“como cualquier hincha”) y la presidenta ya anda por su quinto viaje internacional en los últimos cuatro meses. Esperemos que las investigaciones sean realmente objetivas e independientes y sancionen severamente a quienes corresponda. La hinchada aliancista debe ser la más interesada, porque aquí se ha manchado la historia del equipo de viejas y legendarias glorias, como Alejandro Villanueva, Juan Valdivieso, “Huaqui” Gómez Sánchez, Teófilo Cubillas, Julio Baylón, “Perico” León, y tantos otros.

Por ahora, nos quedamos con la reserva de ética e integridad que siempre existe y debemos elogiar: la hidalguía y ejemplar actitud de Hernán Barcos y Josepmir Ballón que, en medio de la oscuridad y el fuego de bengala se acercaron a felicitar y abrazar a los jugadores del indiscutible ganador. Honrar honra, decía el señero poeta cubano José Martí.

Congratulaciones al legítimo Campeón del Fútbol Peruano 2023, Universitario de Deportes, y al Subcampeón Alianza Lima. Un abrazo de eternos, compadres.

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Esta es una columna
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Colaborador de EL PERFIL
Abogado y analista político. Exintegrante de la Procuraduría Anticorrupción del Perú y exasesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, entre otros cargos públicos.