Chávarry quiere, desde hace mucho tiempo, sacar al fiscal José Domingo Pérez Gómez de los casos de Keiko Fujimori y Alan García. Con Keiko al otro lado de la reja, Chávarry tiene que hacer méritos como lo hacen los keikistas en el Congreso. Por eso, Chávarry hizo despedir del Ministerio Público a Erika Delgado, una fiscal del equipo de Pérez Gómez que sigue la pista del Apra y sus financistas. IDL-Reporteros, dirigido por Gustavo Gorriti, informó que Delgado se enteró de su remoción cuando dirigía un allanamiento dentro de la investigación de Lava Jato. Ella investigaba a Alan García, el hombre que es tan rápido que la justicia aún no lo alcanza.
Le dicen AG (Advíncula Gordo). Fuentes dignas de crédito dijeron a IDL-Reporteros que Chávarry no consultó la medida contra Delgado con ninguno de los fiscales a cargo de la investigación. Es que parece que Chávarry no juega a favor de los fiscales, sino de los investigados.
Es, en la Fiscalía que lucha contra la corrupción, una especie de topo, alguien que parece le rindieran cuenta a la dupla AG-Señora K. El fiscal José Domingo Pérez Gómez corre peligro y la ciudadanía, harta de corruptos y corruptores, debe protegerlo. Es un deber. Pérez Gómez participó ayer en un encuentro anticorrupción en Chihuahua, México. Chávarry lo sabía. Por eso es que cuando el fiscal de lavado de activos estaba en tierras charras trabajando, mutilaba su equipo investigador.
Todo está movido en el país porque los fujimoristas ya no guardan las apariencias. Con Keiko presa, para qué van a ponerse la máscara. Se vienen cosas más fuertes.