Llegará el momento de establecer responsabilidades penales por negligencia, acción criminal u omisión, pero las responsabilidades históricas ya están desfilando ante nuestros ojos y lamentablemente el pueblo peruano las está pagando injustamente con lágrimas de sangre en cada día y hora que transcurre.
Siempre hemos sostenido que las causas del colapso del sector salud se encuentran en la desigualdad estructural y asimetrías sociales sobre las que se ha edificado este mal hecho edificio llamado República, desde hace 199 años, pero más aún, desde los últimos 40 en que correspondía implementar un verdadero sistema de salud pública, con lo más avanzado de la medicina, infraestructura y equipos médicos.
Sin embargo, la proclividad de la clase gobernante ha sido la de ver la economía y salud como un negocio, favoreciendo la inversión privada y extranjera a cualquier precio; no importa cuántos mueran, lo que importa es cuánto ganen los inversionistas y aparezcan cifras en azul.
El mejor ejemplo de esta lógica inescrupulosa es el caso del oxígeno medicinal que, gracias a la prensa, se denunció que mientras la OMS y los países de Europa recomendaban usar el oxígeno en grado de pureza al 93%, aquí se obligaba a usarlo al 99%, en plena pandemia; favoreciendo así a dos empresas monopólicas de este producto, una americana y otra alemana y que luego, fiel al dicho del que mucho abarca poco aprieta, estas ni siquiera han podido abastecer la angustiosa demanda local en los meses de pandemia, con el altísimo costo de casi 50 mil muertos a la fecha.
La gracia fue iniciada en el gobierno de Alan García, en el año 2010, quien a través de su ministro Óscar Ugarte Ubilluz, expidió la RM N° 062-2010-Minsa, fijando tal parámetro, sin mayor explicación ni motivación alguna, favoreciendo así a dichos monopolios. ¿Alguien podrá creer ni por asomo, que el expresidente que decía en calles y plazas que “en política no hay que ser ingenuos” fue ajeno a tal favorecimiento? No olvidemos que un poco antes fue transferido, mediante DU, el Metro de Lima al MTC donde el objetivo era favorecer los negocios con Odebrecht, Barata y la plata que llegaba en loncheras.
Los casi 50 mil muertos que hoy lloramos y que, según cálculos especializados, serían 100 mil en diciembre, son consecuencia directa de esta nefasta medida, y deben saberlo quienes se desentiende de la política y creen que el discurso demagógico de conocidos personajes que aparecen en épocas electorales son ajenos al destino de nuestras vidas.
Esa RM fue mantenida por los gobiernos de Humala y PPK, y ha sido recién mediante DU N° 066-2020 que Vizcarra, a partir del 4 de junio último, es decir, después de tres meses de pandemia, y presionado por los miles de contagiados y fallecidos, ha dispuesto la corrección, autorizando el uso del oxígeno al 93%, pero solo de manera excepcional hasta diciembre próximo; lo cual revela también los intereses que este gobierno procura no afectar. Si alguna duda tienen, recordemos sus fuegos artificiales para la tribuna y el aplauso, como el impuesto a la riqueza (que hasta Ángela Merkel y el FMI lo consideran necesario) y el de la expropiación constitucional de clínicas, que fueron flor de un solo día.