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Este artículo es de hace 6 años

El valor de las canas: envejecer con dignidad

María Elena Mamani

Con el tiempo, un sillón se hace viejo, su tapiz se desgasta, es más difícil limpiarlo y hasta huele mal. Muchas cosas se convierten en bultos porque no se les encuentra una utilidad precisa. Y se les esconde en un rincón o se les arroja a la calle por ‘inservibles’.

Cuando tienes 20 años, la vejez se ve lejana. Cuando llegas a los 40, tampoco la ves cerca. Y a los 65, uno mira hacia atrás y descubre que todavía queda un largo camino. El tramo restante, sin embargo, es marcadamente más complejo que las etapas previas. ¿Por qué? La falta de trabajo digno, la informalidad reinante en el país y el auto empleo, determinan que la población adulta mayor no acceda a pensiones dignas ni a servicios de salud especializados.

En el Perú, de acuerdo con el censo del 2017, somos poco más de 31 millones de habitantes. Y diez de cada cien peruanos son adultos mayores, en un rango de edad entre los 65 y 95 años. De esta población, 734 mil no cuentan con ningún seguro de salud y, a marzo de este año, sólo el 36.1% estaba afiliado o recibía algún tipo de pensión.

Según las proyecciones del INEI, la población adulta mayor crece muy rápido, pero un ineficiente sistema previsional, la ausencia de políticas públicas de protección integral, la falta de acceso a un sistema de salud con especialidad en geriatría y salud mental, hacen que este segmento de la población se sienta aislado, marginado, maltratado.

No todo es malo. En los últimos años se creó el programa Pensión 65 y, dentro de él, Saberes Productivos, una iniciativa que atiende a los adultos mayores en situación de pobreza y extrema pobreza e intenta rescatar los saberes ancestrales. También, a partir del próximo año la vacuna contra la neumonía –la principal causa de muerte en adultos mayores—será gratuita. Pero esas acciones aisladas son insuficientes para darles la dignidad que merecen.

Cambiar la realidad de los adultos mayores supone tareas concretas, a nivel personal y en el plano de una política pública articulada que mire las necesidades para cada ciclo de vida. Como respuesta a esto, la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza (MCLCP) ha instalado un Grupo de Seguimiento, en el que participan actores del Estado, la cooperación internacional, la academia y la sociedad civil.

Los retos pasan por garantizar el cuidado de la salud, asegurar ingresos para el sostenimiento de los adultos mayores, brindarles atención y acompañamiento, promover su valoración social, impulsar actividades que beneficien a la comunidad y, sobre todo, fortalecer el ejercicio del derecho de nuestros abuelos y abuelas a participar en la toma de decisiones y en la vida política y social.

Para conocer más sobre el tema podemos recurrir al libro Envejecimiento con dignidad: Una mirada a los derechos de las personas adultas mayores en el Perú que se puede descargar desde la página web de la MCLCP.

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