Así pasaron los años: Alan García (1985-1990, 2006-2011), Fujimori (1990-2000), Toledo (2000- 2006), Humala (2011-2016), Kuczynski (2016-2018) Vizcarra (2018-2020) Merino el breve, Sagasti (2020-2021) y Castillo de la frustración al autogolpe.
Sin pasar por alto la destacable transición de Paniagua, es un dato histórico aún no explicadoque en todos los gobiernos hubo corrupción flagrante. Y los problemas urgentes siguen: las profundas y crecientes desigualdades económicas y culturales. Ni qué decir del cambio climático y el abusivo e impune deterioro del medio ambiente. Las crisis de la salud, empleo y educación estadísticamente maquilladas.
¿La Constitución como salvavidas?
Los hechos puros y duros, los datos organizados acerca de ellos, muchas veces falsos, pasan por verdaderos. Se legislan acerca de los hechos y los deseos del legislador llenos de buenas intenciones que no cambiarán los hechos sociales. Hace falta una enorme dosis de realismo, legitimidad y validez que tiene que ver con su obligatoriedad que la haga aplicable.
Congresistas deslegitimados por su casi nula aprobación y falta de respaldo de sus propios electores, moralmente en bancarrota, cívicamente fracasados cuyas pretensiones excesivas lindan con el despropósito, están disminuidos, por decir lo menos, para legislar acerca de asuntos de estrategia y seguridad nacional. Excepciones existen.
Las innumerables pruebas descalificadoras en su contra no solo han violado las normas legales sino morales. Han atentado sistemáticamente contra la conservadora reforma educativa. La pertinaz insistencia en volver a poner en marcha universidades descalificadas, atentar contra la SUNEDU y en fin para más señas, volver a promover candidatos con prontuario. En pared con el novísimo apoyo del Tribunal Constitucional.
¿Hay solvencia legal y pulcritud en asuntos legales? Los indicios inocultables de festinar trámites, la desestabilización del organismo electoral, son más que síntomas, son intentos desembozados de urdir reglas para copar los organismos del Estado, las finanzas públicas y todo cuanto concierne al bien público que pertenece a todos los peruanos. Y todo a vista y paciencia de la gran prensa monocorde.
¿Hay algo en favor de una nueva constitución con los actores en boga? No. Todo favorece a la festinación de una Constitución mediocre y a la medida. Al apuro llevado por las urgencias del momento y los problemas creados por protagonistas específicos que se dirá en su momento, cuando nuevamente con bombos y platillos y con voz engolada vuelvan a pontificar vaguedades y frases hechas para llenar espacios plagados de publicidad.
El adelanto de elecciones es urgente, pero ya tropieza
El adelanto de elecciones es urgente. Sin embargo, no está acompañado de buena voluntad manifiesta y expresa por parte de los congresistas. Los grandes intereses en juego exigen precondiciones que garanticen a los poderosos detrás del trono cero interferencias en sus aspiraciones.
Las elecciones limpias como camino para el futuro del Perú, la participación libre de los electores, la lucha contra la extrema pobreza, la eliminación de la desigualdad cultural y el acceso a participación política de los marginados deben ser parte de la agenda política de las próximas elecciones.
Las comunidades más alejadas están cargadas de impaciencia acumulada, se niegan con todo derecho a ser tildadas como agentes de gobiernos extranjeros. No aceptan, con toda firmeza la calumnia de vestir pochos rojos, ni portar armas de fuego sino palos y hondas. Se niegan a ser tomados como meros datos estadísticos. Reclaman levantando la voz y no precisamente a favor de una nueva constitución ¿Por qué? Porque sus juicios por tierras son ancestrales y sus tierras de cultivo rodeadas por aguas de relaves y lluvias ácidas son reales y no un invento. Y vienen a Lima. Es un hecho inédito.
¿Es posible elecciones impecables? No se ha alejado el peligro de que alguien como Keiko Fujimori o ella misma, reclame nuevamente “fraude” y volvamos a las artimañas sabidas pese a las elecciones limpias y una posible Constitución Política modélica.
¿Las elecciones limpias depende solo de leyes? No existen taumaturgos con poderes demiúrgicos. Hace daño cerrar los ojos a la verdad: se requiere impecable administración desde la convocatoria hasta el conteo de votos y proclamación en regla. Todo claro hasta que un “sabio” jurisconsulto bien rentado diga no después de “encontrar” un resquicio legal. Entonces entraremos a otro callejón que nos lleve al país inconcluso, al Estado fallido de indigencia intelectual.
El mundo no es el que fue
Comenzando por los promueven cambios interesados y apurados. Es oportuno recordarles que se han hecho más de cuarenta modificaciones a la Constitución actual, muchas son pertinentes y justificadas. Nada impide que se siga cambiando. Y desde luego hay leyes de rango menor que como en todo país existen y dependen de la idoneidad y eficiencia de sus gobernantes, juristas, líderes y conductores políticos.
Estamos transcurriendo el siglo XXI en mundo de la red. Han ocurrido cambios cuantitativos y cualitativos de escalas diferentes. La población del globo tiene 8 mil millones de habitantes, asociados a la longevidad y a la calidad de la salud principalmente. El próximo año la India superará China en población. En Sudamérica el país más poblado seguirá siendo Brasil. El Perú tiene 33 millones de habitantes.
La geopolítica mundial está dando la vuelta al mundo. China, Rusia, India, Pakistán, etc. están configurando un eje bipolar que preocupa a Norteamérica cuyo síntoma es el retiro de sus tropas de otras partes del mundo para fortalecer el frente Ucrania.
Un hecho inocultable es el deterioro del medio ambiente por la contaminación de los mares, campos, cuencas acuíferas y ríos a causa de la minería no solo formal. Afecta de manera irreparable la salud físico-mental de los humanos que los gobiernos no protegen, ni los medios informan. Las minúsculas multas sistemáticamente demoradas, en nuestro medio, ponen a prueba la eficacia del sistema justicia.
Sin embargo, pese a que todo ha cambiado la escuela está en el siglo XIX igual que los servicios que ofrece. Las universidades carecen de laboratorios, talleres, acceso a bibliotecas y presupuesto para investigación en ciencia y tecnología. Una esquemática comparación temporal con nuestros vecinos nos debe llevar a una autocrítica honrada y sin atenuantes para la que no estamos preparados como sociedad.
Estamos en un momento histórico en peligro de inviabilidad. Y en momentos como estos, lo único que le queda a un país en apuros es la reserva moral de sus jóvenes. Entonces ha llegado hora de remangarse y ponerse a trabajar. Pedirles ayuda a los jóvenes si y solo si hemos sido abnegados a la hora de educarlos y formarlos.