Deprimido por su descenso en las encuestas, don Trafael López Aliaga tomó la fatal decisión de poner fin al resto de su vida.
El suyo fue un suicidio asistido pues miles de personas asistieron a él.
Como don López era empresario, para lanzarse al vacío aprovechó una ventana de oportunidad.
Al caer por una brecha de género, rompió un techo de cristal.
Sus devotos ya han comenzado a llamarlo el "Señor de la Caída".
Lo enterrarán en un nicho del mercado.
Al examinar el fatídico cadáver del súbito occiso, la Policía Fiscal le encontró, en un bolsillo, unas cuentas de rosario; en otro, unos pendientes. En el acta fúnebre figuran como "cuentas-pendientes".
Más que deudos, don Trafael deja deudas, y no porque sean mujeres.
"¡Qué gran evasor ha perdido el mundo!", expresó la SUNAT en un lloroso comunicado.
El supremo Gobierno impuso tres días de duelo nacional. Son los últimos impuestos que nos deja el gemido ausente.
Como don Trafael se jugó entero por el Perú, le deseamos paz en su timba.
(Escrito de Víctor Hurtado Oviedo)