Ni los candidatos confían en Ipsos; pero sí les preocupa el sondeo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Forsay sabe que en esta encuesta ha caído, en apenas cuatro meses, 10 puntos: en octubre tenía 23 y enero apenas 13.3%. Esto lo tiene loco y no sabe qué hacer para detener la caída. No sabe porque Forsay es arquero, es deportista, un ciudadano voluntarioso a quien su papá lo obliga a tomar decisiones.
El jale de Carlos Bruce es un manotazo de ahogado y es la evidencia de que está preparando un sancochado al viejo estilo de PPK. Carlos Bruce es el hombre de la marcha de los Cuatros Suyos contra la dictadura, que luego se convirtió en ministro de Toledo, después pasó a ser ministro de PPK y después, ministro de Vizcarra. Si hubiera ganado Keiko, pues hubiese sido ministro de la señora K. Sin vergüenza, coqueteó con el fujiaprismo. Este 24, que es su cumpleaños, es posible que hasta Fujimori intente llamarlo de la cárcel.
El sancochado que alista Forzay se notará más con los jales que se vienen y la publicidad de los jales de perfil bajo. Por ahí dicen que el exalcalde de Puente Piedra, un político experimentado de apellido Espinoza, está también en la tarea de detener la caída.
Quien sí está subiendo como la espuma es Lescano, un puneño experimentado de lenguaje directo. Sube a pesar de que es de Acción Popular. Sube porque la gente recuerda su lucha frontal dentro de su partido y sus duras peleas en el Congreso contra los keikoalanistas. Casi solo, muchas veces, ha peleado en el Parlamento contra los peores mercantilistas, los ayudantes de los narcotraficantes y toda esa podredumbre que AG y la señora K defendían. Está bien que suba. Prefiero a Verónika y a Lescano en segunda vuelta que a Forsay y Keiko.
La Confiep sueña para que lleguen Forsay y Keiko a segunda vuelta a fin de que, como idiotas, otra vez, votemos por el mal menor. El mal menor, después de la era de Montesinos, siempre ha jugado para el fujimorismo. Todos, incluidos Toledo y Humala.
El fujimorismo debe entenderse como la defensa de la Constitución que surgió en las entrañas de la dictadura en 1993. Pelear contra el fujimorismo es luchar por una nueva Constitución. En esta campaña, esta lucha la empezó Verónika Mendoza, por esto tiene duros enemigos políticos, casi todos defensores de la Constitución. En las encuestas no está mal, pero puede mejorar. Lescano le está ganando, explicando mejor (más claro, más directo) los temas que ella ha planteado siempre.
Verónika, en octubre tenía 9.1 de intención de voto; en diciembre también 9.1; y en enero bajó a 8.2%. Mantiene un discurso coherente desde aquel lunes 4 de junio del 2012 en que renunció al Partido Nacionalista porque Humala había traicionado a todos incluso a sí mismo. Verónika comenzó desde abajo, de cero. En total minoría, empezó a defender los intereses de las grandes mayorías. Queriendo sin querer, aceptó ser candidata para el 2016 y en aquella campaña hizo un gran papel. Llegó a las ligas mayores. Cuando terminó la fiesta electoral de entonces, ciertos “iluminados” del Frente Amplio no supieron ver el futuro y no la apoyaron. Después de un tiempo, otros “iluminados” e “iluminadas” del Movimiento Nuevo Perú también la dejaron sola creyendo que su tiempo había pasado. Pero Verónika siguió insistiendo e insiste ahora en ayudar a cambiar este país. Sabe que no lo hará sola, pero su presencia en la política peruana es vital para impulsar cambios fundamentales. Mejorará y es muy probable que esté en la segunda vuelta.
Keiko también quiere pasar a la segunda vuelta. En la encuesta de IEP bajó de 8 (octubre) a 6,7 (enero). Solo falta que Ipsos la catapulte. Todo puede pasar. Guzmán está corriendo hacia abajo. De Soto está esperando su momento para ayudar al que va ganando. Veremos.