La calle dirá su verdad este jueves por la tarde y por la noche también. “Que se vayan todos”, sonará el coro tan diverso que incluso se oirán las voces de los oportunistas de siempre: falsos políticos y políticas que se suben al coche de la justa indignación ciudadana con un lenguaje bonito para ganar una curul y luego, ya en el Parlamento, abrazar al dinero y reabrazar al poder.
Adelantar las elecciones es una buena medida para tratar de salir de la crisis, crisis que recuerda los tiempos recios de inicios de este siglo, pero sin Valentín Paniagua.
La palpitante actualidad dibuja un escenario cada vez más complejo con el presidente sin partido y un partido, que en realidad es una organización criminal, alucinando que tiene el timón del gobierno desde las fauces del Congreso.
La opinión pública no está divida en partes iguales. La mayoría quiere que se vayan todos y que haya nuevas elecciones con reglas más claras y justas y no como las de ahora que parecen hechas a la medida de Mauricio Mulder.
Mulder es ahora vocero de Keiko desde que su jefe AG escapó de la justicia jalando el gatillo de un revólver Colt calibre 38. Mulder quiere la vacancia, es decir, Keiko quiere la vacancia.
César Hildebrandt lo explica de manera clarita: “El fujimorismo quiere vacar a Vizcarra, aupar a Mercedes Aráoz a la presidencia y desactivar al equipo especial del caso Lava Jato”.