El presidente Trump fue claro al decir en las Naciones Unidas que él no simpatiza con el multilateralismo y que su orientación es el patriotismo.
Decirlo en una alocución destinada a sus compatriotas tiene una indiscutible lógica polĆtica, pero decirlo ante la mĆ”s heterogĆ©nea audiencia del planeta sonó, lo menos, poco amable.
Sobre todo, teniendo en cuenta que el anfitrión del encuentro era, nada menos, que una organización consagrada a armonizar un orden multilateral que reconozca derechos humanos para todos los habitantes del planeta y soberanĆas nacionales, para todas los Estados, ademĆ”s de la paz y la comprensión internacional.
Las reacciones de sus aliados pueden sintetizarse en la preocupación que expresó la Canciller de Alemania, Angela Merkel. Su advertencia se refirió al riesgo que implica hacer afirmaciones que parecen orientadas a “destruir” a la ONU. “Creo āexpresó- que destruir algo sin haber desarrollado algo nuevo es extremadamente peligroso”.
Para ella el multilateralismo representa la solución de gran parte de los problemas que afligen al mundo. Y subrayó que Trump suele ver un solo un ganador en cualquier negociación internacional. Esa postura es la que yo denomino “diplomacia emocional” e intenta marcar la cancha al estilo Ronald Reagan que caracterizaba como el imperio del mal a quienes no comulgaban con sus orientaciones e intereses. Y se atribuĆan, sin decirlo explĆcitamente, representar el imperio del bien.
Esa idea de buenos y malos, ganadores y perdedores, tan enraizada en la cultura capitalista occidental, no es la mĆ”s adecuada para consolidar un orden internacional que nos permita resolver las diferencias polĆticas y económicas y, al mismo tiempo, enriquecernos con las diferencias culturales.
El hecho de colocarse en el centro de la escena universal como el dueƱo de las respuestas correctas es sumamente peligroso pues, al hacerlo, estƔ despojando de valor a otras identidades y puede estar avalando los muchos prejuicios y estereotipos que no nos permiten pensar con la libertad interior que ese ejercicio requiere.
El presidente Trump dijo que la “gobernanza global” es una forma de “coerción y dominación” de la cual “las naciones responsables deben defenderse”. Si es global, autĆ©nticamente global, nos incluye a todos, con lo cual nos estĆ”n diciendo que deberĆamos defendernos de nosotros mismos.