Pedro Castillo, según boca de urna, es el que está seguro en la segunda vuelta. En estos momentos es el más vulnerable. Cualquier candidato de la derecha le puede ganar en segunda vuelta con una campaña de terruqueo.
Alguien podría decir que lo hicieron pasar para ganarle en segunda vuelta. Pero veremos qué sucede.
Los únicos progresistas que podían hacerle la pelea a un candidato de derecha eran Verónika y Lescano. Todavía nada está dicho, pero todo indica que la segunda vuelta es entre Castillo y un derechista. Esperemos. Todo está por escribirse todavía.
Castillo es para la izquierda lo que López es para la derecha. La votación de Castillo significa el hartazgo de la gente de a pie, es la protesta de los pueblos más remotos. Es una forma de patear el tablero. Es un grito de búsqueda.
Castillo tiene en sus manos un poder entregado por el pueblo. Dependerá de él si quiere ser mandatario que le encuentre un rumbo a este país de infortunios o convertirse en un instrumento de la derecha para saquear nuestro país como lo fue Fujimori. Queda esperar. Por ahora podemos decir que lo queda es que evitemos que no llegue el fujimorismo y que Castillo no se venda.