El presidente del Consejo de Ministros, Ántero Flores-Aráoz, por fin presentó a su equipo de trabajo y creo que se ha demorado casi tres días porque no le ha sido muy fácil sacar gente de los museos de la política y de algunos lugares parecidos a Canevaro.
Ninguno de los ministros nombrados a dedo, como suele hacerse en este tipo de designaciones, tiene méritos suficientes para ocupar un cargo tan importante en el país.
Lo que pasa es que mucha gente no ha aceptado la propuesta de Ántero ni de Merino, porque en estos momentos estos son los políticos más apestados del país y eso se nota en las calles.
Abel Salinas, precandidato presidencial del Apra, y el keikista Juan Sheput son las caras más o menos visibles de este gabinete y esto puede darnos una idea de que el fujiaprismo ha regresado al poder.
Salinas es un hombre conocido en el Apra, pero siempre ha sido de poco brillo, aunque bastante obediente.
Sheput es un camaleónico político de esos que hay tener cuidado porque actúan bajo los lineamientos de la traición. Él se traiciona incluso así mismo. Fue un hombre fuerte en la última parte de la campaña de PPK, quien lo escuchaba y hacía caso. Ya ustedes saben lo que pasó.
Sheput, después, ya en el Congreso, poco a poco se convirtió en un asesor sin sueldo del fujimorismo. Fue disuelto por Vizcarra, desde entonces carecía de trabajo político hasta que aceptó la propuesta de Ántero. Nadie sabe cuáles son sus intenciones.