Qué sensibles están algunos periodistas ahora, nos recuerdan los gloriosos días de "los diarios chicha" en diferentes modalidades, a propósito del indulto anulado de Alberto Fujimori. Para empezar, en las portadas conglomeradas de la prensa escrita no hay ni una sola foto de los deudos, aquellos que pidieron justicia con lágrimas en los ataúdes y se les dio la razón para la captura inmediata del dictador
¿Quién respeta esto? Todos parecían rotativas reproducidas en el local de Fuerza Popular. Si el Chino se toma una foto en la verruga próxima le hacen media página: "Es cáncer", dirían. En el contraste, los familiares de las víctimas de la Cantuta y Barrios Alto declaran y tienen un nulo rebote, o están bien adentro, en cuatro líneas y casi en el olvido del lector.
¿Eso es periodismo? ¿Dónde quedó el balance? Que yo sepa, victimizar al victimario de crímenes comprobados por fiscales eso sí es un insulto a la memoria de los caídos por el grupo Colina, Montesinos, y Fujimori, mi querida prensa misérrima con su "Por favor, No me maten". Dicho sea de paso, la distorsión mediática está a flor de piel, señalan odio cuando uno pide que se respete la justicia.
Por si fuera poco, indican que harán una ley a la talla de Alberto Fujimori, pues que sean sinceros y que se llame como lo que es: "La Ley Fujimori". ¿Qué hay de malo celebrar la justicia? ¿Podrán arrebatarle también eso a los familiares? Los comunicadores y periodistas, en especial ciertos presentadores de televisión deben ser más cuidadosos al momento de tratar este suceso, pues están dejando la objetividad y neutralidad por los ricos fustanes de la emotividad de tono calabaza.