Atascado en un mal momento histórico, la caótica política peruana está reptando en el estercolero, secuestrada por cuatreros obnubilados por el dinero. Se ha extinguido la coherencia entre las formas de pensar y hacer porque ha irrumpido el desorden en todos los ámbitos de la vida nacional.
Los que escarnecieron, con cierta justificación, el gobierno de Castillo, los críticos y los politólogos dizque progresistas escriben sobre cualquier tema y miran hacia otro lado sin disimulo, sin autocrítica y sin pudor. Los que llenaban columnas periodísticas burlándose del expresidente Castillo están en su fase de frases ampulosas famélicas de ideas.
Aquellos congresistas objeto de burlas por su lento aprendizaje durante el gobierno de Castillo coparon el “punto ciego” de los periodistas “entendidos” fijados en el sueldo. Hoy están provocando un desmadre de proporciones comenzando por la Junta Nacional de Justicia, el Jurado Nacional de Elecciones, la Oficina Nacional de Procesos Electorales y lo que concernirá al futuro electoral. A muchos les es difícil discernir que los incapaces en política y deportes sean capaces de trastocarlo todo. ¿Hace falta ser acucioso analista?
Todo este desorden provocado por un gobierno incapaz permite atisbar un panorama sombrío que presagia contra el empleo, la alimentación, la vivienda y la educación de los que más necesitan. Muestra descarnada que los “cambios” publicitados han sido alharaca y causa estupor adivinar que seguiremos incurriendo en lo mismo. Por lo que las proposiciones que siguen apenas son apuntes.
a. En doscientos años de vida política peruana lo sustancial no ha cambiado. La superficialidad de las formas incluyendo la izquierda fue avasallada por el terrorismo cuya expresión del odio acumulado más desgarrador vino a perturbarlo todo. Tanto que los movimientos progresistas han desaparecido debido a la carencia de principios políticos. Incapaces de buscar alternativas viables para el cuidado de nuestros jóvenes y nuestros recursos.
b. La derecha cavernaria fijada desde siempre en acumular riqueza nunca pensó en el país como sistema y nunca hizo una propuesta de Estado viable, sigue como siempre detrás del vil metal. Ahora que ha domesticado congresistas de todas las agrupaciones pero que hacen lo mismo tienen asegurado la cáfila de serviles. ¿No es lo de siempre?
El esbozo anterior que es componente del sistema será entendible si se añade el derecho encorsetado de facto y de jure en el desorden y un futuro caótico.
a. El desequilibrio jurídico político está asegurado. Las relaciones entre derecho y política carecen de equilibrio y nutrida de rebuscada palabrería ofende la lógica jurídica. El discurso académico de la política afianzada en el derecho carece de sentido. Y los juristas que hace poco gastaban parrafadas copiadas de Ferrajoli están mudos porque ya se cansaron de pensar las ideas de legitimidad, garantías, justicia, democracia, normas y principios.
b. Habría que preguntarles a los abogados (¿juristas?) ¿no estamos en los mismos problemas desde inicios de la República? ¿No son las mismas noticias, temas y discursos de siempre sin que nada haya cambiado pese a que la ciencia jurídica ha hechos progresos? El acceso a la justicia antes de ser entendido ha pasado de ser tema clases para estudiantes de posgrado que concurren contritos a escuchar y monólogos siempre alienados de la realidad.
c. ¿La educación y la investigación? Carecen de prioridad en las inversiones anuales y cuando se hablan de resultados allí están los informes de las pruebas PISA. Las revistas indexadas en ciencias brillan por su ausencia alentadas por los bachilleratos automáticos que los políticos analfabetos, coimeros y ladrones promueven sin cesar. Todos felices, todos contentos donde CONCYEC es el gran capitán de la investigación científica y tecnológica que nadie conoce.
Finalmente, en serio y en broma. Dan ganas de volver cada tanto a la literatura y reencontrase con Ciro Alegría, José María Arguedas, Manuel Scorza, Enrique López Albújar donde las denuncias están vivas. No sería ocioso alentar a los juristas de verdad que hagan respetar la ley como a sus ingresos y no solo con artículos anodinos. Y una modesta pregunta para terminar ¿Es ocioso ser coherente con los millones de volúmenes de “tratados” sobre derecho publicados en Perú?