El norteamericano Robert Prevost, de ascendencia española, peruano por adopción, de 69 años, ha sido elegido sucesor del papa Francisco.
Tiene un doctorado en Lovaina. Fue misionero en el Perú y llegó a ser arzobispo de Chiclayo donde la alegría de los feligreses que lo conocieron es noticia.
Su elección por tan solo 133 cardenales en la línea de su antecesor está matizada por claroscuros geopolíticos, sin duda.
En medio de un mar de propaganda y de “narrativas” de todo jaez y calibre, su elección sin muchos aparentes desencuentros al interior de la iglesia católica ha llamado la atención.
Como una especie de anticipo durante días precedentes circulaba una caricatura de Donal Trump hecha por inteligencia artificial vestido de papa. ¿Coincidencia?
Las coincidencias, las similitudes y los parecidos en los ámbitos políticos no son casualidades. Están impregnados de necesidades, sugerencias e imposiciones que tienen una dirección inequívoca y un simbolismo que hacen referencia al momento histórico.
Recordará el lector cuando la fulgurante candidatura de Mario Vargas Llosa, luego Premio Nobel de Literatura, chocó y colapsó frente al “Chinito” pese a la urgente procesión de Señor de los Milagros en las calles de Lima.
Vivimos en un mundo concatenado donde un acontecimiento técnico y comercial en China retumba con tal estruendo que conmueve el comercio norteamericano. Y la prensa consensuada y domesticada no la puede silenciar. En este clima mundial la elección del Papa León XIV no ha hecho sino amortiguar las repercusiones mediante una poderosa prensa que configura un escenario de mundos en pugna.
La población mundial de la Iglesia Católica no es poca cosa. La cristiandad es un sistema de ideas y de acción que con un enorme peso en el pensamiento y la conducta de la población global.
Hay alrededor de 2,500 millones de católicos en el mundo. Solo en América Latina existen el mayor número si comenzamos a contar en Brasil 136 millones y en México 97 millones de católicos.
En medio de una comunicación pletórica y ruidosa se inicia la propaganda y pocas reflexiones. De donde a vuelo de pájaro se pueden recatar algunas frases de León XIV que invitan a una reflexión sincera y de cara a los problemas más acuciantes de hoy: “Trabajemos sin miedo”. Una frase que refleja el profundo malestar y temor que se cierne en el mundo de hoy que debemos hacerle frente.
Se ha comentado que su papado será la continuidad de Francisco. Pero no se ha dicho que será para profundizar sus logros más significativos puesto que allí radica el quid de la cuestión. Entonces vale tomar sus expresiones a la letra “Soy hijo de San Agustín” y teniendo en cuenta que el papa León XIII era sin duda el gran innovador se espera un ineludible cambio en adelante comenzando por la defensa del medio ambiente y la preocupación por el cambio climático.
Es oportuno reflexionar en la interconexión entre las religiones, la política, la ciencia y la tecnología sin prejuicios. Buscar la verdad sin menoscabo de la objetividad y la realidad para encontrar horizontes fiables en la búsqueda de futuros que ayuden a vivir una vida humana de cara a los peligros. Sin repudiar plegarias, pero también sin descontar la realidad pura y dura, la confianza en la ciencia y la verdad.
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