El presidente Martín Vizcarra no tenía otra salida. Si no presentaba la cuestión de confianza su desaprobación, que estaba cayendo, se iba a desplomar. Según Ipsos, en diciembre del 2018 tenía una aprobación encima del 66% y en abril del 2019 estaba en apenas 40%. Si no actuaba, como lo hizo la tarde del miércoles, se iba a arrepentir.
No le quedaba otro camino y por eso dijo, en Palacio de Gobierno y junto a sus ministros (sin Mercedes Aráoz): "Respetando el sistema democrático, el gobierno ha decidido presentar la cuestión de confianza al Congreso respecto a las políticas de estado del fortalecimiento institucional y de la lucha contra la corrupción, que se manifiestan en la aprobación sin vulnerar su esencia de cinco proyectos".
Aseguró que en esa lucha irá hasta las últimas consecuencias. Vizcarra no quiere que la inmunidad parlamentaria se convierta en impunidad; quiere que las personas condenadas no sean candidatos, que cualquier ciudadano pueda participar en la selección de candidatos de los partidos a través de elecciones internas; quiere la eliminación del voto preferencial, garantizar la participación de la mujer con paridad y alternancia, y prohibir el uso de dinero sucio en las campañas electorales.
Puede cerrar el Congreso
En setiembre del 2017, este Parlamento negó la cuestión de confianza presentada por el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, tras la amenaza de una posible censura a la entonces ministra de Educación Marilú Martens. Así cayó el gabinete Zavala. ¿Recuerdan?
Ahora el gobierno presenta la segunda cuestión de confianza. Si el Congreso la rechaza otra vez, según el artículo 134 de la Constitución, Vizcarra está facultado para disolver el Congreso y si lo hace debe convocar a elecciones generales y estas deben realizarse dentro de los cuatro meses siguientes.
Hay un ánimo democrático en la opinión pública de cerrar este Parlamento. Una reciente encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) revela que el 70% de consultados está de acuerdo con el cierre de este Congreso, que nació con una mayoría aplastante de fujiapristas que no buscan el bien del país sino blindar a los mafiosos de todos los tamaños y todos los niveles.
Debe cerrar el Congreso
Esta mayoría blindó a Keiko y García en la comisión Bartra, blindó a Chávarry, con ayudita de Mercedes Aráoz, en la cara de todos los que quieren que las cosas cambien y convirtió en su chacra a una institución que debe trabajar a favor del país.
Solo los venales quieren que este Congreso continúe en funciones. Un nuevo Parlamento sería un paso para emprender una limpieza real en esta política infestada por corruptos defensores de narcotraficantes.
Vizcarra vuelve a ponerse en la corriente de opinión de los que luchan en las calles por un Perú distinto. Él dijo: "Hasta las últimas consecuencias". Hay que ayudarlo.