Casi todos los medios de comunicación, que reciben publicidad del Estado, están tratando el espinoso caso Tía María favoreciendo a la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), aliada del gobierno y amiga del fujimorismo.
Algunos medios se muestran abiertamente a favor de que el proyecto empieza lo más pronto posible y otros matizan la información publicando cifras de encuestadoras sacadas extraños archivos y financiadas por capitales mineros a favor de Tía María.
El presidente Martín Vizcarra, como siempre, como en los casos: aeropuerto Chinchero y Las Bambas, dice que quieren diálogo poquito después de ordenar que acudan a Valle de Tambo al menos 400 policías fuertemente armados dispuestos a gasear y reprimir manifestantes que luchan por el agua.
Tía María es un proyecto inviable. Carece de licencia social. Los arequipeños no lo quieren ni lo querrán. Vizcarra y Del Solar lo saben, pero le están haciendo el juego a la Confiep que no cree en nadie y menos en el Perú. La Confiep piensa con el bolsillo.
Si Vizcarra y Del Solar insisten con el proyecto habrá un conflicto social de gran magnitud. El Perú no está para otro Baguazo.
El paro
Las organizaciones de agricultores de la provincia arequipeña de Islay, donde está Tía María, anunciaron que el 15 de julio empezará un paro indefinido en rechazo al proyecto de cobre.
En la zona se realizan una serie de reuniones en todos los niveles y hay coordinaciones constantes entre las organizaciones que defiende el agua y todo indica que la protestará será contundente. Ya hubo marchas como una forma de aviso de lo que se viene, por eso Vizcarra envío a Valle de Tambo un nutrido grupo de policías.
La presión
A inicios de julio, la presidenta de la Confiep, María Isabel León de Céspedes, concedió una entrevista al diario Gestión en la cual suelta su agenda como una forma de presión. “Pedimos al presidente dos señales: que salga Tía María y que se extienda el régimen agrario”, dijo.
Pocos días después, Vizcarra, siempre consultando con Del Solar (PPK Chiquito), dio luz verde al proyecto. Ahora jura que quiere diálogo y envía policías. Vizcarra es cholo como Toledo, pero siente como PPK.
Vizcarra y de Solar le hacen caso a la Confiep sabiendo que esta, como siempre, busca recortar el derecho de los trabajadores e imponer proyectos mineros sin licencia social.
Vizcarra y Del Solar son amigos de PPK, piensan como PPK, actúan como PPK. Lo que más les interesa son los negocios y para conseguirlos pueden disfrazarse de antifujimoristas, pueden juntarse con gente de bien en marchas justas. Pueden sonreír y abrazar al progresismo. Pero, en el fondo, son como PPK. Ellos ayudaron a PPK a llegar al poder sabiendo todo lo que significaba PPK desde los tiempos remotos del primer gobierno de Fernando Belaunde Terry. Vizcarra y Del Solar son sobrinos de Tía María.