Casi 12 años después de que un paciente diagnosticado con VIH-sida y leucemia, el estadounidense Timothy Ray Brown, recibió en Berlín un trasplante de médula ósea que no solo lo curó del cáncer, sino que eliminó las células infectadas por el virus y le permitió seguir su vida libre de enfermedad, médicos de la Universidad de Cambridge liderados por Ravindra Gupta lograron replicar el resultado. El segundo caso, identificado como «el paciente de Londres», tenía VIH-sida y linfoma de Hodgkin.
Los investigadores afirman que reemplazaron sus glóbulos blancos con una variante resistente al VIH y el virus desapareció de su sangre. En el laboratorio, sus células no se reinfectaron. Después de 16 meses, dejó de tomar antirretrovirales, y 18 meses después de interrumpir la medicación seguía sin signos del virus.
El logro se publica en la última edición de Nature y se está presentando en la Conferencia de Retrovirus e Infecciones Oportunistas que se realiza esta semana en Seattle, donde el caso de Brown se anunció en 2007, y este nuevo resultado produjo un gran revuelo.
Pero aunque para algunos el avance parece sugerir que una cura para el VIH-sida está al alcance de la mano, otros advierten que si bien este logro es alentador, está lejos de poder trasladarse a las políticas de salud. El trasplante de médula es un procedimiento riesgoso, que puede tener graves efectos adversos, a veces durante años, y complicaciones potencialmente mortales. Por otro lado, presenta más riesgos que beneficios en pacientes que no padecen cáncer y pueden ser tratados con antirretrovirales, uno de los más resonantes triunfos médicos de las últimas décadas. Finalmente, sería impracticable aplicarlo a los 34 millones de personas que viven con VIH-sida en el mundo.
«No estoy seguro de qué nos dice esto -comentó a The New York Times Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos. Se hizo con Timothy Ray Brown y ahora hay otro caso, bueno, ¿y ahora qué? ¿Adónde vamos con esto?».
Timothy Ray Brown fue diagnosticado con VIH en 1995, y más tarde, con leucemia. En 2007, recibió quimioterapia y radiación, pero, debido a la agresividad de la enfermedad, tuvo que ser sometido a un trasplante de médula ósea que falló, por lo que hubo que planificar una segunda intervención. En este caso, se decidió implantarle la médula de un donante que, debido a una mutación genética de nacimiento, no tenía en sus células uno de los receptores por el cual ingresa el VIH (la proteína CCR5).
Hasta hoy, Brown está libre de la leucemia y del virus, que no volvió a aparecer en su sangre ni en sus tejidos. Después de haber estado literalmente al borde de la muerte, el «paciente de Berlín», como se lo conoce en la literatura científica, tiene actualmente 52 años y vive en California. Semejante éxito impulsó a otros científicos a intentar replicarlo, pero en casi 12 años todos los intentos habían fracasado. El virus volvía a resurgir menos de un año después de haber interrumpido la medicación o los pacientes morían de cáncer.Esto explica el entusiasmo por este nuevo resultado, aunque el propio Gupta afirma en Nature que todavía no es posible saber si el paciente se curó. Esto solo puede demostrarse si su sangre permanece libre del virus durante más tiempo.
«Es una situación estimulante porque muestra que pueden darse fenómenos esporádicos de cura, pero no es aplicable a largo plazo -dijo desde Seattle, donde se encuentra participando de la conferencia, Pedro Cahn, director científico de la Fundación Huésped y referente internacional en VIH-sida-. Con el tratamiento antiviral uno logra que el virus prácticamente desaparezca de la circulación sanguínea, pero se encuentra guardado en lo que llamamos ‘reservorios’; es decir, en los ganglios linfáticos, en el sistema nervioso central y en diferentes estructuras del organismo adonde no llegan las drogas. La única manera de poder alcanzar una cura sería encontrar mecanismos que hagan que el virus salga de esos escondites para que sea posible destruirlo. Hasta el momento, salvo estos dos, no hubo otros casos de cura y difícilmente veamos otro pronto. Además, aunque es muy bueno lo que pasó para este paciente, pasaron solo 18 meses en los que el virus está indetectable. Nos da más estímulo para la investigación, pero de ninguna manera es una respuesta para el problema de la epidemia. Seguimos buscando una cura».
Entre las posible vías teóricas que se barajan para seguir avanzando figura proveer al organismo con células inmunes modificadas genéticamente para que presenten la misma mutación que volvió inmunes a los pacientes de Berlín y de Londres. Mientras tanto, los médicos destacan que ya existen estrategias probadas para controlar la epidemia: prevención con preservativo, detección precoz y tratamiento antirretroviral.