Dos décadas después de la burbuja de las puntocom, este año saldrá a bolsa la mayor hornada de empresas tecnológicas desde 1999, con firmas tan destacadas como Uber, Lyft, Airbnb, Pinterest y Slack, en el que será un momento decisivo para calibrar el estado de forma de Silicon Valley.
La meca mundial de la tecnología vive un momento dulce y sus compañías más representativas, como Google, Facebook o Apple, se embolsan cada trimestre miles de millones de dólares, a la vez que compiten con su rival del norte, Amazon (con sede en Seattle, en el estado de Washington), para ser la empresa más valiosa del mundo.
Sin embargo, son cada vez más las voces, incluso dentro de la propia industria, que alertan de una posible nueva burbuja, ya que, al margen de estas grandes firmas, los fondos de inversión de riesgo llevan años inyectando enormes cantidades de dinero en “startups” que, en muchos casos, no generan beneficios.
El caso más paradigmático es el de las empresas de vehículos compartidos, Uber y Lyft, que han revolucionado por completo la movilidad urbana en EE.UU. y otras partes del mundo sin haber generado todavía beneficios económicos, y ambas saldrán al mercado de valores este año.
El precedente resulta poco alentador: el año 2000, después de la masiva salida de empresas tecnológicas a bolsa, la burbuja de las puntocom estalló y muchas de las empresas desaparecieron por completo o perdieron hasta el 90 % de su valor, desatando a su vez una crisis económica.
Una de las curiosidades de la hornada de empresas que saldrán a bolsa este año es que un gran número de ellas, y especialmente las más conocidas por el público general, tienen su sede en la misma ciudad de San Francisco en lugar del área aledaña que constituye propiamente Silicon Valley.
Este hecho podría tener consecuencias sobre otra gran burbuja: la de los precios de la vivienda en la ciudad, que ya son los más caros de EE.UU. (alquilar un apartamento de una habitación en San Francisco cuesta de media 3.690 dólares al mes, más que en Nueva York, según el portal inmobiliario Zumper).
Muchas de las “startups” tecnológicas recompensan a sus trabajadores con participaciones en la empresa, de manera que si su valor sube al salir al mercado, los empleados sumarán todavía más dinero a sus sueldos ya de por sí habitualmente altos, a la par que la compañía logrará más capital para nuevas inversiones y contratos, con lo que la presión sobre los precios de la vivienda en la urbe podría subir aún más.
A diferencia de Uber y Lyft, otra empresa que ha revolucionado su sector mediante la llamada “economía colaborativa”, Airbnb, sí que gana dinero y en enero presentó beneficios anuales por segunda vez consecutiva, con lo que los inversores podrían recibir con aún más entusiasmo su llegada a los parqués.
La firma de alquileres con fines turísticos espera alcanzar a finales de marzo los 500 millones de transacciones en su plataforma desde que fue fundada en 2008, lo que significaría que 100 millones de personas en todo el mundo habrían reservado alojamientos en Airbnb desde septiembre pasado, cuando llegó a los 400 millones.
Este dato permite hacerse una idea de la gran velocidad a la que está creciendo la empresa, pese a tener frentes abiertos con los Ayuntamientos de varias ciudades del mundo como Nueva York, París, Barcelona o la que la vio nacer, San Francisco, que la acusan de contribuir al alto precio de los alquileres.
Otra empresa que planea salir a la bolsa en los próximos meses es Slack, una aplicación pensada para el mundo laboral que en solo cinco años (fue fundada en agosto de 2013) se ha convertido en la herramienta con la que operan a diario millones de personas en sus oficinas y está valorada en más de 7 millones de dólares.
Finalmente, Pinterest, la popular “tabla de anuncios” de internet con 250 millones de usuarios a nivel mundial y que lleva años amagando con su salida a bolsa, presentó en enero la documentación preliminar ante el organismo regulador de EE.UU. (SEC, por su sigla en inglés), por lo que apunta a que este año empezará a cotizar en el mercado de valores.
EFE