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Este artículo es de hace 3 años

Élite que viaja y contamina

Según una investigación, el 1 % de la población mundial es responsable de más de la mitad de las emisiones de dióxido de carbono de los vuelos que causan el calentamiento global.
Stefanno Placencia
Por
Stefanno Placencia
Redactor de cultura en EL PERFIL.

En noviembre de 2020, apareció un estudio que señala que el 1 % de la población mundial es responsable de más de la mitad de las emisiones de dióxido de carbono de la aviación de pasajeros que causan el calentamiento global. La contribución de los multimillonarios en acelerar el cambio climático es una realidad.

El trabajo de investigación “La escala mundial, la distribución y el crecimiento de la aviación: implicaciones para el cambio climático”, liderado por el investigador Stefan Gössling, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Linneo, en Suecia, averiguó cuanto tiempo las personas más ricas del mundo se la pasaban viajando. Entre quienes más viajan se encuentran Bill Gates, Paris Hilton y Hillary Clinton.

Bill Gates, quien dijo que “el cambio climático tendrá efectos mucho peores que la pandemia”, voló 59 veces en 2017. Según los cálculos del estudio, esos vuelos significan una distancia de alrededor de 343.446 km. El norteamericano dio la vuelta a la Tierra más de ocho veces y generó más de 1 600 toneladas de gases. El investigador sueco precisa que eso equivale a las emisiones anuales promedio de 105 estadounidenses.

La investigación subraya que “las políticas climáticas existentes para la aviación son inadecuadas” y que existe una “concentración de la demanda de transporte aéreo entre una pequeña parte de los viajeros frecuentes adinerados”. Como solución, propone que “la pandemia de la COVID-19 representa una oportunidad para repensar la aviación en términos de distribución de la demanda, deseos y necesidades de transporte aéreo (aviones privados, suites de primera clase), así como la trayectoria de crecimiento de la aviación en escenarios de recuperación y la creciente interferencia del sector con los objetivos de mitigación”.

Con lo expuesto, por más que el estudio pueda tener ciertas imprecisiones, como lo anota el mismo Gössling, no hay duda de que los ricos contaminan más. El asunto no queda ahí. En una investigación del 2015, Lucas Chancel y Thomas Piketty evidenciaron, entre otros puntos, que quienes más viajan más contaminan. De hecho, los economistas franceses propusieron que se grave un impuesto a los vuelos para, así, proteger a las personas vulnerables del mundo de la sequía, las inundaciones y el aumento del nivel del mar.

El año pasado también apareció otro informe, publicado por Oxfam y el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo, coincide con los otros estudios mencionados. El trabajo llamado “Combatir la desigualdad de las emisiones de carbono” señala: “El 1 % más rico de la población mundial ha sido responsable de más del doble de la contaminación por carbono que los 3 100 millones de personas que conforman la mitad más pobre de la humanidad durante un período de 25 años en el que las emisiones han alcanzado niveles sin precedentes”.

Mientras la élite contaminante (término acuñado por Dario Kenner) continué disfrutando de sus viajes en primera clase o en jets privado, serán los pobres quienes más sufran los impactos del cambio climático, de acuerdo con los estudios citados. Parece que contaminar el medio ambiente se ha vuelto parte del estilo de vida o la marca personal de quienes no cuestionan sus privilegios.

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