En una reciente entrevista en el South Series Fest de Cádiz, el guionista chileno Julio Rojas compartió sus experiencias y reflexiones sobre la industria de la ficción en Latinoamérica, el papel de las propiedades intelectuales (IP) y el impacto de las series en la cultura global. Con una trayectoria consolidada que incluye éxitos como la audioserie Caso 63, Rojas ofreció una perspectiva crítica y profunda sobre la creciente influencia de las series en el consumo cultural, destacando también el contexto particular que enfrentan los creadores latinos.
Rojas, invitado principal del evento, comentó que su charla se enfocó en “dos grandes temas: el tema de las IP y cómo es la revolución de una IP… ya es difícil vender un guion por sí solo si no tiene un respaldo de una novela, de un libro, de una audioserie”. Explicó que la propiedad intelectual se ha convertido en un recurso cada vez más indispensable para captar la atención de productoras y plataformas, ya que ofrecen una seguridad que permite a las compañías “ir a la segura” al basarse en historias que ya tienen un público asegurado. Un ejemplo actual es la adaptación de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, que según Rojas “tiene a todo el mundo muy nervioso, porque mucha gente dice que es imposible adaptar Cien años de soledad”.
Al hablar de las diferencias entre la industria en Latinoamérica y Estados Unidos, Rojas fue contundente: “Recursos, recursos, recursos”. Para el guionista, la industria audiovisual latinoamericana ha tenido que encontrar maneras creativas de sobrevivir y competir con presupuestos muy limitados, algo que él mismo ha experimentado al escribir y producir historias de ciencia ficción. “Hicimos una serie de ciencia ficción, una invasión extraterrestre… una escena de acción de una película norteamericana fue todo el presupuesto de nosotros”, comentó, subrayando las diferencias presupuestarias abismales.
La expansión de las plataformas de streaming ha facilitado la circulación de series iberoamericanas en mercados internacionales, convirtiéndolas en un medio eficaz para que el público global conozca y valore las historias iberoamericanas. Según Rojas, las series ofrecen una ventaja sobre el cine en términos de accesibilidad, ya que permiten a los espectadores de cualquier país conectarse con una historia desde la comodidad de su hogar sin preocuparse por las fronteras culturales.
Rojas compartió el ejemplo de 31 Minutos, una serie chilena de títeres que aborda temas con un humor ácido y que ha sido un fenómeno en México, demostrando que una serie puede tener éxito fuera de su país de origen si la historia es lo suficientemente universal y atrapa al público de manera genuina.
Para Rojas, el éxito de los creadores chilenos en la escena internacional – con figuras como Pedro Pascal, Alfredo Castro, Pablo Larraín o Maite Alberdi – radica en la habilidad de transformar las restricciones en oportunidades: “Ese fenómeno de isla que tiene Chile genera, desde la restricción, estrategias para que uno sea más tenaz en encontrar el camino”. Él mismo ha colaborado con el director Matías Bize en proyectos que exploran las limitaciones creativas, como la película Sábado, filmada en una sola toma de 70 minutos. “De alguna manera, la sensación de que tu cine tiene que tener una cierta contención ha generado que algunos talentos emerjan y sea un beneficio más que un problema”, explicó.
En cuanto a la internacionalización de la ficción, Rojas sostiene que la serie tiene el poder de trascender fronteras y conectar a las personas de una forma única. “Las series hacen que nos conozcamos más”, dijo, añadiendo que, a diferencia del cine, la accesibilidad de las series permite que el espectador “no empiece a preguntarse de qué país es”. Esto, según él, se refleja en fenómenos de exportación como el boom de las series coreanas en Iberoamérica, que han captado audiencias más allá de las barreras culturales y lingüísticas.
Sin embargo, no dejó de señalar las limitaciones y riesgos de este proceso de internacionalización. En sus palabras, “ese es el riesgo… la historia tiene que ser hábil para tomar eso y decir: A ver, ¿por qué él habla así? Y uno comprende que naturalmente debería ser alguien de ese país, que se articule orgánicamente con la historia”. Citó el ejemplo de Los colonos, una producción donde la diversidad cultural de sus personajes se integra de forma natural al contexto narrativo. Rojas trabaja actualmente en un thriller de época con producción y elenco multinacional, lo que considera una estrategia para “producir una especie de confluencia de varios puntos geográficos y culturales”.
Finalmente, Rojas se refirió al South Series Fest como un evento que tiene el potencial de consolidarse por su enfoque en las series, el formato que, según él, se ha convertido en “la nueva droga de la humanidad”. Para Rojas, esta adicción responde a las complejidades del mundo moderno: “Quizás el mundo está pasando por momentos tan complejos que uno requiere refugiarse en la ficción noche a noche”.