Considero que la reacción ciudadana en Colombia, con marchas enĆ©rgicas contra las disposiciones lesivas del presidente IvĆ”n Duque, tienen inspiración chilena. Desde el jueves las protestas no cesan en todos los rincones del paĆs de GarcĆa MĆ”rquez y el mandatario colombiano se reĆŗne de urgencia con sus ministros. La gente espera cambios como en Chile. Duque dijo: "Somos un gobierno que escucha y que construye".
Antes que los chilenos se pusieran de pie, a mediados de octubre, los ecuatorianos organizados hicieron retroceder al mandatario LenĆn Moreno, quien habĆa dispuesto normas que encarecĆan los combustibles, medida que iba a provocar el disparo de los precios de todos los productos.
En Brasil, ya con Lula libre, crece la corriente que busca sacar a Bolsonaro del poder; en Argentina le ganaron en las urnas a un Macri tan neoliberal como SebastiƔn PiƱera. Los gigantes sudamericanos parecen estar en constante crisis.
En Bolivia, el golpe racista contra Evo es insostenible y crece la reacción de los bolivianos, que no quieren necesariamente a Evo de regreso sino volver a la democracia para fortalecerla.
Hay, pues, en AmĆ©rica Latina, vientos, corrientes de ciudadanos, muchos sin dirección, indignados ante un modelo de gobierno en el que las mafias de todo tipo y narcotraficantes hacen mĆ”s a los mĆ”s ricos a los platudos y empujan a la mayorĆa a trabajar mĆ”s por menos dinero robĆ”ndoles sin misericordia su tiempo libre.
En Chile, asĆ como la esposa de presidente PiƱera, hay gente que cree que los que protestan en las calles son una especie de alienĆgenas y que es hora ya de compartir sus privilegios. Pasa lo mismo en Ecuador, Brasil, Colombia, el PerĆŗ.
No es que estemos mejor que en Colombia, Chile o Argentina. Nuestra estabilidad se debe en parte por la decisión del presidente MartĆn Vizcarra de disolver legalmente el Congreso fujiaprista antes de que los chilenos salieran a las calles.
Mario Vargas Llosa, a pesar de que millones estĆ”n hartos del neoliberalismo, sigue defendiendo a los PiƱera sin darse cuenta de que los PiƱera en nuestros paĆses son mercantilistas corruptos que se aprovechan de la gente para que pocos, como Ć©l, vivan como ricos.
En AmĆ©rica Latina no hay liberalismo. Este neoliberalismo se parece muy poco a la "sociedad abierta" que defendió Karl Popper, dijo el gran Joseph E. Stiglitz hace unos dĆas en el diario "La RepĆŗblica", donde tambiĆ©n publica Varga Llosa.
Stiglitz sostuvo también: "Hoy la credibilidad de la fe neoliberal en la total desregulación de mercados como forma mÔs segura de alcanzar la prosperidad compartida estÔ en terapia intensiva, y por buenos motivos. La pérdida simultÔnea de confianza en el neoliberalismo y en la democracia no es coincidencia o mera correlación: el neoliberalismo lleva cuarenta años debilitando la democracia".
El neoliberalismo es progreso para poquitos, constituciones a la medida de los poderosos, abandono de la salud, la educación, la seguridad, libertinaje de los mercados, narcotrÔfico por todos lados.