El triunfo presidencial de Gabriel Boric (35), candidato del Frente Amplio en Chile, constituye la consagración irreversible del proceso de grandes transformaciones y cambios que vive el vecino país del Sur, puesto que ha sido electo uno de los líderes juveniles de las multitudinarias marchas de los últimos dos años, que obligaron a Sebastián Piñera a la convocatoria a una asamblea constituyente, la misma que ya ha sido instalada y viene sesionando desde el mes de julio del presente año.
La victoria de Boric garantiza la inexorable y ejemplar derrota en democracia del modelo Neoliberal en ese país, casi 50 años después que lo impusiera el dictador Augusto Pinochet, a sangre y fuego, con el saldo de más de 30 mil muertos y desparecidos, y que, si bien logró el crecimiento de las cifras macroeconómicas, incrementó también la enorme brecha de desigualdad social que, años después, propició el estallido de las impresionantes marchas por el cambio y la convocatoria a la asamblea constituyente.
El triunfo de Gabriel Boric -hombre de gran apertura al diálogo, reconocido por su honestidad, transparencia, y asiduo lector de historia y poesía- significa también una catastrófica derrota para la derecha política latinoamericana, que seguirá perdiendo elecciones y cosechando derrotas mientras la pobreza intelectual de su discurso se limite al vulgar atarantamiento de que al no votar por ella y dejar las cosas como están, se viene el peligro de ser como Venezuela o Nicaragua. Como si cada país no fuese historia distinta y cada pueblo no tuviese el derecho a construir su propio destino.
Sin embargo, es digno de resaltar que el candidato de la ultra derecha política chilena, José Antonio Kast, es también cualitativamente distinto al de sus pares de otras latitudes, entre ellas de la derecha peruana (léase por ejemplo: Keiko, López Aliaga, De Soto y Chirinos), tanto en su manifiesto don de gentes, como en su singular talante democrático; ya que, su primera expresión después de conocida la elección, ha sido la de reconocer el triunfo de Gabriel Boric, felicitarlo y ofrecerle su colaboración constructiva, porque “Chile está primero”.
¿Se imaginan qué distinto sería nuestro país en los últimos diez años si aquí no tuviésemos la calaña de golpistas, lumpen y lobistas que ponen su angurria de poder y los intereses de su bolsillo primero antes que el Perú?