La salud del papa Francisco se deterioró gravemente en las últimas horas tras sufrir una prolongada crisis respiratoria asmática que requirió oxígeno a alto flujo y una transfusión sanguínea debido a una anemia asociada con trombocitopenia, una condición que implica un bajo conteo de plaquetas.
En un escueto comunicado oficial, el Vaticano confirmó este sábado que su condición es "crítica" y que el pronóstico médico permanece "reservado". Además, señaló que, aunque el sumo pontífice permaneció alerta y pasó el día sentado en un sillón, experimentó "más dolor que ayer".
El viernes, sus médicos habían advertido en una conferencia de prensa que el Santo Padre "sabe que su situación es grave" y que "no está fuera de peligro", principalmente por su edad y antecedentes, lo que lo convierte en un "paciente frágil".
Sergio Alfieri, jefe del equipo médico que atiende al pontífice, explicó que uno de los mayores riesgos es la posibilidad de que desarrolle sepsis. Esa condición, causada por la entrada de gérmenes desde los pulmones al torrente sanguíneo, podría derivar en un fallo multiorgánico y representar un peligro mortal. "Con sus problemas respiratorios y su edad, sería extremadamente difícil superar una sepsis", señaló.
Francisco fue hospitalizado el 14 de febrero por una bronquitis que derivó en neumonía bilateral, agravada por una infección polimicrobiana (viral, bacteriana y fúngica). Su tratamiento incluye antibióticos, cortisona y reposo absoluto.
Aunque inicialmente había mostrado una mejoría, el martes 18 se detectó un empeoramiento radiológico, lo que extendió su hospitalización. El jueves 20, el Vaticano reportó estabilidad hemodinámica, pero sin fiebre.
El pontífice arrastra una bronquitis crónica y secuelas de una neumonía grave que le extirpó parte del pulmón derecho a los 21 años. Estas condiciones, sumadas a su movilidad reducida —usa silla de ruedas desde 2022—, complican su recuperación.

La Santa Sede confirmó que Francisco no participará en las actividades programadas para este domingo, incluyendo la tradicional oración del Ángelus. Esta será la segunda semana consecutiva en la que el Papa no podrá aparecer públicamente. En años anteriores, incluso durante hospitalizaciones, el papa había logrado liderar esta oración desde el hospital. Tampoco podrá presidir la misa jubilar para diáconos.
Esta es la cuarta internación de Francisco en el Gemelli desde 2021, cuando fue operado de diverticulitis. En junio de 2023, otra intervención quirúrgica le extrajo 33 centímetros de intestino. Su historial reciente incluye caídas en diciembre de 2024 y enero de 2025, que le causaron hematomas y lesiones en el brazo.
Rezan por el papa
Este sábado, la comunidad católica se unió en oración por la recuperación del sumo pontífice. Cientos de fieles se congregaron frente al hospital Gemelli con velas y rosarios en mano, mientras que otros líderes religiosos le enviaron mensajes de apoyo desde distintos puntos del mundo. En Argentina, su país natal, se proyectó su imagen en el emblemático Obelisco de Buenos Aires.

El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, descartó los rumores que hablaban sobre una posible renuncia papal. "En este momento lo único importante es la recuperación del Santo Padre", afirmó en declaraciones al diario italiano Corriere della Sera. Otros altos cargos vaticanos también señalaron que cualquier decisión sobre una dimisión sería completamente libre y personal del pontífice.
Aunque en ocasiones anteriores, Francisco reconoció la posibilidad de renunciar si llegara a sentirse incapaz físicamente para desempeñar sus funciones, también dejó en claro que considera su labor como un compromiso vitalicio.
Las siguientes semanas serán particularmente intensas para la Iglesia católica, en medio de las celebraciones por el Jubileo, la Cuaresma próxima a comenzar el 5 de marzo y la posterior Semana Santa en abril. Las obligaciones que tiene Francisco por delante son un desafío significativo, incluso para alguien con plena salud.