“ĀæPdta, aplaudimos al pdte, Āæno?” pregunta la congresista Aramayo a su jefa, la SeƱora K, en relación a la presencia del presidente Vizcarra en el Congreso.
“SĆ. De pie y con aplausos protocolares”, sentencia la lideresa de Fuerza Popular. Lo anecdótico de esto es que quienes se burlaban de Ollanta Humala llamĆ”ndolo “Cosito” por su actitud de obediencia a su esposa,Ā han quedado como foquitas de circo,Ā amaestradas digitalmente por una domadora frĆa y calculadora, pero desaprobada por el 86% de peruanos (Datum dixit).
Lo revelado en el chat de La Botika, segĆŗn Rosa MarĆa Palacios, demuestra que FP “es un grupo de personas con permanencia en el tiempo, que tienen una estructura jerĆ”rquica con roles asignados y que planean la comisión de crĆmenes.”
En otras palabras: es una organización criminal cuya jefa, Keiko Fujimori, considerada culpable por el delito de lavado de activos para el 77% de peruanos, merecerĆa la cĆ”rcel.
La enorme cantidad de pruebas contra FP, la desastrosa participación en las recientes elecciones, la disidencia al interior de este partido, las licencias y renuncias de sus cuadros directivos, el rechazo de la opinión pública a las formas mafiosa de actuación del fujimorismo nos hace preguntar: ¿cuÔnto afecta todo esto al poder de Keiko en su partido y en el electorado que la puso ad portas de la presidencia de la república en dos oportunidades?
Por otro lado, lo que nos revelan estos datos de la realidad es la inmensa precariedad de la polĆtica peruana: partidos que se arman alrededor de caudillos sin programas, pero eficaces en ofrecer prebendas a operadores dispuestos a financiar a la organización y a sostener la estructura mafiosa que se les imponga.
En la otra orilla, un electorado que, sin la educación polĆtica adecuada y enajenado por la propaganda mediĆ”tica, elige a estos caudillos y sus operadores, aĆŗn a costa de sus propios intereses.Ā ĀæQuĆ© hacer?