De manera elegante, en un programa de televisión, en julio del 2018, el director de IDL-Reporteros, Gustavo Gorriti, frenó a su entrevistador Mijael Garrido-Lecca, quien, tratando de teorizar sobre el periodismo, dijo que los que practican periodismo de investigación seguirán investigando los negocios, los ingresos, la trayectoria de los congresistas y que los que practican "periodismo de conversación", como él, seguirán en lo suyo.
Gorriti le dijo: "Todo periodismo, Mijael, todo periodismo es investigación. Periodista que no investiga, realmente, no es periodista. Lo único que llamamos periodismo de investigación es esa cosa que requiere más tiempo, más profundidad, más concentración; pero, al final, lo que hacemos todos es investigar".
El 7 de octubre de 1996, Gabriel García Márquez, en la ciudad de Los Ángeles, hablando sobre el reportaje, que es la reconstrucción minuciosa y verídica de los hechos, dijo que "hay que tener presente algo que parece olvidado, y es que la investigación no es una especialidad del oficio, sino que todo periodismo tiene que ser investigativo por definición".
El genio caribeño García Márquez y el extraordinario peruano tienen razón. Sin embargo, en el abanico de los géneros, el periodismo de investigación se ha ganado una definición precisa que César Lévano ensayaba en sus clases sanmarquinas.
Poniendo como ejemplo al gran periodista César Hildebrandt, el profesor Lévano decía que, efectivamente, no hay periodismo sino no hay investigación; pero que el periodismo de investigación tiene que revelar, destapar, descubrir un hecho noticioso deliberadamente oculto por un poder que puede ser económico, político o de cualquier índole.
Recalcaba Lévano que la iniciativa para investigar un tema debe surgir del mismo periodista o del medio donde labora y que no es periodismo de investigación, por ejemplo, la glosa de un documento que algún interesado hizo llegar "oportunamente" a la sala de redacción.
Hay en el Perú grandes periodistas de investigación que nos están mostrando el pus del que hablaba Manuel González Prada. Se me viene a la mente algunos nombres: Edmundo Cruz, exjefe de la Unidad de Investigación del diario La República, quien reveló, con la colaboración de colegas, los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta; Ricardo Uceda, exjefe de la Unidad de Investigación del diario El Comercio y autor de Muerte en el Pentagonito, quien destapó el caso de las firmas falsas durante la dictadura de Fujimori; Daniel Yovera, quien desde "Perú.21", puso de cabeza a Luis Castañeda con el caso Comunicore.
Como respuesta los corruptos de todos los tamaños y colores se unen para desacreditar al periodismo de investigación.
No es casualidad "el juicio sesgado contra Pedro Salinas y Paola Ugaz en Piura; la irracional sentencia contra Ojo Público, Óscar Castilla y Edmundo Cruz por su investigación de Eteco; las instigaciones asesinas contra IDL-Reporteros y su director", la persecución de todo tipo a los hombres y mujeres de prensa que buscan la verdad en zonas alejadas de Lima.
Gorriti tiene razón: "Hay formas más fáciles de hacer periodismo, pero ninguna sirve en igual grado a la democracia y al pueblo como el periodismo de investigación. Tiene otros valores, pero ese es el mayor. Cuando hay un periodismo de investigación robusto, hay o habrá una democracia poderosa en la que el ciudadano común sea igual de respetado que los de mayor o menor fortuna".
Lo triste de estos tiempos es que los grandes medios prescinden de los periodistas de investigación para proteger a sus financistas o amigos políticos, pero las mujeres y hombres de prensa no se quedan de brazos cruzados y fundan portales independientes como Convoca, Ojo Público, IDL-Reporteros, etc.
El jefe de la Unidad de Investigación de La República, Ángel Páez, dice que el periodismo de investigación consiste en "destapar, revelar, descubrir hechos ocultos de interés público mediante fuentes propias y procesos de verificación, contrastación y documentación efectuados por el mismo reportero, quien se dedica al caso hasta concluirlo".
En este proceso, explica, se puede revelar un caso de abuso policial, de una red de farmacias que vende medicamentos adulterados o casos fuertes como el de Watergate, que terminó con los responsables presos y la renuncia del presidente de los Estados Unidos Richard Nixon.
Gracias a IDL-Reporteros, al semanario Hildebrandt en sus Trece y otros medios, sabemos de las coimas que repartía la empresa corruptora Odebrecht, que los cuellos blancos tenían sus trayectorias sucias, que los congresistas son verdaderos marranos y se nos vienen a la mente la sigla AG, las anotaciones: "aumentar keiko para 500 e eu fazer visita", "programa OH", etc. Si el periodismo de investigación avanza, los corruptos y los miserables estarán al borde de un ataque de nervios.
Hacia 1977, la dictadura argentina desapareció al brillante Rodolfo Walsh, autor de Operación Masacre.
Sin recurrir a la historia, ahí están las amenazas de muerte a Gorriti y a otros periodistas. La sociedad debe comprender que hay una lucha frontal contra los corruptos que ahora se unen. La defensa del periodismo de investigación es la defensa de la democracia.