Dos guerras en diferentes lugares del planeta propalan versiones contrapuestas según los intereses en juego. Pero es sensato partir de la realidad y no de las especulaciones que llenan titulares que obedecen a los dictados de siempre.
Las alarmas bullen. Es hora de aguzar las entendederas e intentar la búsqueda de explicaciones razonables basadas en los hechos que repercuten en la vida de las sociedades y en el futuro que no siempre es previsible.
La guerra en Ucrania con recurso armamentístico y militar de Estados Unidos, apoyo armamentístico de Alemania y menor entusiasmo de Europa entera, conducido por la OTAN cual organización militar si hemos de creerle a Noam Chomsky.
Rusia al frente de su ejército, que parece superar sus reveses iniciales, juega un papel que no es la “guerra contra Occidentes” sino un escenario de recomposición del mapa geoestratégico dibujado por Norteamérica que intenta con cada vez mejor fuerza empujar a una Europa reticente a juzgar por los datos. Un proceso que está llevando a un escenario geoestratégico donde el Tío Samencuentra escollos.
El poderío tecnológico-militar israelí financiado por Estados Unidos está produciendo una matanza que sobrepasa los 45 mil palestinos muertos incluyendo niños y mujeres en Gaza que el mundo condena. Si los Derechos Humanos se respetaran y los criminales tuvieran castigo el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu deberá ir preso en tanto que el Derecho Internacional no sea letra muerta para los poderosos. Ya existe apoyo que antes ni se imaginaba y cuando adquiera cada vez más peso se sumarán otros países a España, Finlandia, Noruega y muy recientemente Eslovenia y Malta quizá Bélgica. Queda la esperanza fundada de que los refugiados palestinos regresen a sus hogares cuando la justicia se imponga y los criminales de guerra sean juzgados.
Es indescontable el mundo violento en transición, sus repercusiones en la vida social y política diaria, las ciencias y las tecnologías. Un nuevo contexto histórico de redistribución del poder geopolítico sin precedentes donde Norteamérica comienza a tomar las medidas para asegurar su patio trasero como su gran depósito y campo de intereses.
Mientras los dueños de los medios describen el mundo como un “relato” de hechos y recuento de noticias diarias sin alteraciones donde todo se vende, se compra y se saquea. Un país saturado de perversión que comienza en la cúspide y desciende hasta las bases mismas de los núcleos sociales donde la vida se está contaminando.
La ceguera cultural y remunerada se suman y se refuerzan. “Analistas” y rentables exfuncionarios que escribían a rabiar “sesudos” artículos sobre los desmadres del intonso expresidente Castillo que llegó a Palacio desde la escuela de provincia.
De él ventilaban con estulticia sus modales y costumbres de la vida rural harto conocidos. Algunos con pacato asombro relatan que el expresidente solía pasar en la cocina sus horas de desayuno, almuerzo, cena y sobremesa porque el gran comedor le era extraño ni qué la sala la biblioteca. En esta misma lógica los asesores y los críticos politólogos, abogados y sociólogos con furtivas visitas europeas nunca adivinaron que le era también ajeno el Estado, el poder, la gestión, la decisión, la política, la ciencia y la cultura como concepto y como palabra.
Los que ocupan el Congreso practican la habilidad y el arte del disimulo, del chanchullo y las costumbres acomodaticias. No es difícil hacer memoria de cómo aprendieron rápidamente de los congresistas de siempre, descontando totalmente la compostura ni el recato. Y los que se dedican al oficio de la crónica y del relato olvidan el pasado histórico, descuentan la realidad natural y social, viven soñando en las fronteras de Lima cuadrada y por desgracia desprecian la teoría.
Para colmo, la prensa que padecemos nos lo merecemos, sumado a otro de nuestros peores males que es el deterioro intelectual de la izquierda incapaz organizar un diario progresista porque para escribir hay que pensar.
La ilusión de un poder judicial y el acceso a la justicia no es más un espejismo, porque las lecturas de Kelsen, Ferrajoli, Bobbio, Dworkin son letra muerta. ¿Tienen explicaciones los juristas de papel que alguna vez visitaron Europa para engordar su currículo? No.
El “sistema” democrático lleva a otra pregunta ¿Cuál sistema? La economía, el empleo, los ingresos están fuera de la preocupación de los políticos. En consecuencia, la ciencia, la cultura y la educación les es insondable.
Los burócratas del Ministerio de Educación engañan cuando dicen que la calidad de la educación mejorará puesto que todos saben que mientras existen educación para ricos y para pobres será imposible. Así como lo es vender la idea de la mejora en las pruebas PISA sin mejorar en matemática, lectura comprensiva y ciencia.