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Fujimori: la partida final y la herencia nefasta

Su fallecimiento ha generado un recuento cargado oscuridades.
Lucas Lavado
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Fallece Fujimori y de inmediato se hacen recuentos de la herencia que deja, con un aire casi lejano y un legado cuyas lecciones, cargadas de pesar y odio, llevarĆ”n un tiempo para que la historia material y la historia del conocimiento tengan quĆ© decir. Entre tanto lo que se lee es lo que los peruanos solemos ā€œrelatarā€ contritos: algunas de sus hazaƱas edulcoradas atenuando los asesinatos y la corrupción generalizada y siniestra, postergando verdades difĆ­ciles de admitir por temor o por desidia.Ā 

Una mirada necesariamente multidisciplinar sugiere poner el acento en la sociedad peruana como sistema. La herencia del desorden, del subterfugio, de la corrupción institucionalizada y la distorsión de todos los valores ha contaminado el país entero, de donde serÔ difícil salir sin una altísima dosis de ascesis y una profunda reorientación psicológica y social. 

Fujimori a partir de su incursión en el Estado lo trastocó todo con una lógica siniestra y con total desapego de los valores consustanciales a la vida peruana que muchos maestros, políticos e intelectuales valiosos forjaron. Oscureció sus propios orígenes, inventó el día de su nacimiento y, corroído por el miedo, fugó con el avión presidencial llevÔndose no se sabe qué ni cuÔnto, hasta cuÔndo usó su verdadera ciudadanía para acceder a la dieta japonesa y, finalmente, cuando no pudo, intentó reclamar un sueldo vitalicio en el Perú. 

Los innumerables crĆ­menes, como los de La Cantuta y Barrios Altos, cuyos deudos reclaman sin sosiego en espera de una justicia que no llega, incluida la cruel matanza de Pativilca, siguen acicateando la conciencia peruana. Fujimori hizo y volvió a manosear las leyes a su antojo inventando siempre la interpretación “autĆ©ntica”, poniendo de vuelta y media el derecho. De allĆ­ que trastocar y revolver la polĆ­tica le fue una tarea fĆ”cil, hasta divertida, sabedor de que a los polĆ­ticos peruanos les encanta hacer dinero en plazo corto.Ā 

La negación y maltrato de la cultura y la educación no tiene parangón y pareciera que tampoco tuviera importancia, sobre todo para aquellos que presumen ser los conductores de la cultura y el pensamiento. Nunca como en su gobierno la educación fue tan desatendida y las consecuencias estÔn a la vista, desde las graduaciones sin tesis hasta los resultados de las pruebas PISA. El menosprecio de la cultura peruana, de su pasado, sus avatares y su futuro tiene explicación y se entiende hoy mejor que antes porque no pasó por su mente la construcción de un país mestizo y pluricultural de cara a un futuro con desarrollo. 

Pero sĆ­, tuvo una notable capacidad de contagiar su estilo, sus formas y manera de ocultar lo que no querĆ­a que se supiera. Esta pedagogĆ­a del disimulo fue aprendida por los que se inmiscuyeron en la polĆ­tica criolla practicada sin rubor y apoyada en la mentira, el fraude y el desorden organizado para el hurto. Esta herencia merece ser estudiada para encontrar los antĆ­dotos antes que el deterioro de la sociedad rebase los lĆ­mites que impidan salir adelante.Ā 

Introdujo y cultivó, como pocos, la cultura del ocultamiento y del falseamiento en todos los órdenes desde la judicatura, pasando por la administración, la cultura polĆ­tica y la vida cotidiana. Este proceso psicológico, antropológico y sociológico ha devenido letal para la vida en comĆŗn, contaminando la polĆ­tica e inclusive la cotidianeidad. Cada tanto se pueden leer justificaciones complacientes adornadas con la consabida frase “nos ha salvado del terrorismo”. Pretendió incluso el ilegal indulto humanitario y hasta un sueldo vitalicio.Ā Ā 

La herencia fujimorista ha calado tanto que no hay que buscarla ni inventarla, allƭ estƔn los congresistas, los funcionaros del Estado, los polƭticos de medio pelo que no saben de quƩ se trata cuando se hace polƭtica, y que administran el poder parloteando sin cesar. Nos hemos acostumbrado a esta mediocridad y seguiremos en lo mismo porque no se ha encontrado otra salida. Todas las maƱas, las trampas y las formas palurdas de hacer polƭtica son calco y copia aprendidas sin pausa durante el fujimorismo. La historia enseƱa y es hora de sacar lecciones mientras se pueda.

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El anƔlisis y las expresiones vertidas son propias de su autor/a y no necesariamente reflejan el punto de vista de EL PERFIL
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Colaborador de EL PERFIL
Profesor en Filosofía y Ciencias Sociales. Magíster en Docencia Universitaria y Doctor en Ciencias de la Educación. Ha editado mÔs de 400 títulos.